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La dignidad de un país, ¿es tener indígenas que viven al costado de una ruta por años tras haber sido expulsados de sus tierras ancestrales y, que pese a tener una sentencia de una Corte internacional, siguen viviendo despojados de sus tierras?
¿Es tener un alto porcentaje de niños que nunca podrá llegar a su potencial por sufrir de desnutrición infantil, mientras que somos uno de los más grandes productores de soja y carne?
O acaso, ¿es tener que soportar día a día la contaminación ambiental que nos sofoca y nos enferma, con el guiño cómplice de las entidades pertinentes?
Un país digno, en mi humilde opinión, es un país sin pobreza, sin hambre, donde sus ciudadanos pueden tranquilamente regresar de la facultad sin temor a morir acuchillados por “motochorros”. La situación en la que nos encontramos como país es aún más indignante que “blanquear” el ingreso irregular de Venezuela como miembro pleno del Mercosur.
Para comenzar, ¿por qué el Parlamento paraguayo negó el acceso de Venezuela al Mercosur? En serio, ¿creen que es por qué realmente repudian los abusos a los derechos humanos cometidos por el entonces gobierno dictatorial de Hugo Chávez (y el actual, Nicolás Maduro)?
Hay que acordarse de que se trata de los mismos parlamentarios que sin descaro trafican influencias para conseguir cargos, sentencias a su favor, negociados, etc., en detrimento a la salud, la educación y la seguridad del país. Si nunca demostraron respeto por los derechos humanos de los paraguayos, ¿por qué les importaría ahora los de los venezolanos?
Ahora que Venezuela se integró al bloque del Mercosur – por la ventana, sí, de acuerdo – no nos queda de otra que aceptar el hecho. Si bien el bloque está lejos de funcionar a la perfección, los economistas concuerdan que Paraguay necesita del Mercosur.
Si los paraguayos nos podemos beneficiar, aunque sea de la forma más mínima del Mercosur, entonces, si quedamos fuera del bloque, ¿la dignidad de quién estamos defendiendo?