A No Perder la Orientación

En estos tiempos de campañas que se irán embruteciendo con el paso de los días. En donde aparecerán como ángeles justicieros aquellos que no tuvieron empacho alguno en transar con los rojos demonios de las cúpulas republicanas. En estas horas de insultos y diatribas, hay que empecinarse en no perder el rumbo. Avanza País llegó para quedarse y apunta a la transformación de la sociedad, hasta volverla más tolerante, inclusiva, justa y equitativa. Lo otro es parte de la vieja política, aquella que justamente nos ha arrastrado a los índices espantosos de miseria que nuestro país exhibe impúdicamente ante el mundo entero.

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No nos dejemos llevar por las consabidas guerras de encuestas amañadas y golpes de prensa infames. Ya sabemos de memoria el repertorio: tratarán de polarizar en rojo y azul una disputa en la que buscan excluir al resto de la ciudadanía, aquella inmensa mayoría silenciosa que hace mucho tiempo ya no pueden controlar y que se apresta a sorprenderles el 21 de abril.
 
Gastarán sumas extraordinarias para instalar sus verdades particulares. Gritarán a los cuatro vientos sus denuncias falsas y sus justificaciones desatinadas. Y sobre todo, harán la vista gorda a todo lo que nos dejaron después de su despreciable conducta política asumida en el golpe parlamentario del 22 de junio de 2012: el aislamiento internacional, la renovada persecución de funcionarios públicos por motivos ideológicos, el recorte sostenido de las conquistas sociales logradas con gran esfuerzo en el gobierno anterior y por supuesto, la acción artera de no poner voluntad alguna en averiguar lo que realmente pasó en Curuguaty.
 
A esta gente no le importa nada. Solamente conservar el poder que conjuntamente se pusieron de acuerdo para usurparlo el año pasado. Actuaron por encima de sus propias bases, jamás las consultaron y ahora se erigen en los jueces morales del resto de la población. Son los mismos que se ofenden en voz alta pero siguen negociando en secreto. Se han repartido el país hace rato y toman el periodo 2008-2012 como “un episodio”, un accidente de la historia.
 
Si algo tengo que pedirles es que no entremos en ese perverso juego. Allá ellos con sus reuniones previas al golpe. Con sus maletines y sus telefonazos de medianoche. Ellos y solo ellos pueden explicar porque volvieron volando al país para ir a votar junto a los parlamentarios colorados, del UNACE y de Patria Querida por la destitución de un presidente electo por la mayoría del pueblo paraguayo.
 
Pero que no nos vengan ahora a imponer su juzgamiento moral. Ni ellos, ni mucho menos los otros, los que dominaron la política paraguaya durante más de 60 años, dejándonos en las condiciones que todos conocemos y padecemos.
 
Seamos claros: las cúpulas que hoy manejan la ANR y el PLRA son exactamente la misma cosa: representantes de una partidocracia insoportable que planea instalarse ad eternum en el desolado firmamento de una realidad social desesperante. No van a reformar nada. No van a invertir nada en la gente. Porque históricamente han sido funcionales solamente a sus pequeños grupos de poder que concentran toda la riqueza y toda la participación posible en los asuntos decisivos de nuestra patria.
 
No nos desviemos de nuestro objetivo. Nuestra pelea no es con los actores de reparto de esta farsa montada para simular que ahora se detestan. Nuestra lucha es para cambiar de una vez y para siempre una de las sociedades más desiguales del planeta. Cuando lo logremos ni siquiera habrá tiempo de acordarse de semejante fantochada.

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