El Submarino Amarillo zarpaba en enero de 1981 con la firme misión de explorar las profundidades del océano del rock. La bitácora de sus incursiones se registraba en las páginas de ABC Revista. Diez años después de ese viaje iniciático me tocaba comandar la nave de papel, lo que me llevaría por varias aventuras periodísticas.
Con “El ascenso de Skywalker”, J. J. Abrams se reinvindica presentando un relato mucho más ágil y dando un cierre digno a la saga de “La Guerra de las Galaxias”, que ha marcado a generaciones de fans en todo el mundo.
En Londres se respira rock, y más que nada en Camden Town, un antiguo distrito fabril convertido en un gran mercado alternativo, con pubs, conciertos legendarios, tiendas de ropa alocada y disquerías plagadas de clásicos inencontrables.
La estación de Saint John’s Wood en Londres es un punto obligado para cualquier turista que visita la capital británica. Lleva hasta el corazón de Wetsminster, un vecindario exclusivo en la urbe. Pero lo que hace especial realmente al paseo es ir a cumplir un rito: Cruzar la franja peatonal, en Abbey Road, en el mismo lugar en que Los Beatles lo hicieron hace cincuenta años.
“La peor cartelera del mundo” dice un amigo acerca de la oferta cinematográfica paraguaya, llena de lo que más vende actualmente: Filmes de terror, superhéroes y animación. Pero cuando viene una película como “Dolor y gloria”, de Pedro Almódovar, nadie va. ¿Qué pasa?