Hay una frase que oía repetir a mi abuelo y cuya autoría siempre desconocí. Decía así: “La gravedad es el escudo de los necios”. En estos tiempos donde la corrección política es tan exigida y donde una expresión de cariño puede ser tomada como una gran ofensa, me hacen recordar aquella máxima llena de sabiduría.
Quizás sin mucha sorpresa para algunos, quizás como algo ya habitual para otros y de seguro para una gran mayoría pasó desapercibido el operativo realizado por la SENAD, el Ministerio Público y la Policía Nacional que desarticuló una poderosa banda delictiva dedicada al narcotráfico. No fue en la “lejana” Pedro Juan Caballero, ni en Ponta Pora, su gemela brasileña. Sino que “apeté”, en el Departamento de Cordillera, ciudad de Eusebio Ayala hasta este fin de semana conocida por sus deliciosas chipas y por haber sido la cuna de uno de los hombres más ilustres de la nación.
En este 2022 se cumple 30 años de vigencia de la Constitución Nacional jurada en el año 1992 y con la cual se pretendió dejar atrás los vicios del gobierno autocrático de Alfredo Stroessner y que, pese a su imperfecto cumplimiento, ha sido herramienta a veces para privilegiar, otras para detener proyectos políticos que encontraron defectos en su redacción o vacíos en su interpretación, pero que a todas luces sigue siendo un texto de escaso conocimiento y representatividad para la mayoría de los paraguayos.
En nuestro calendario, estas fechas son motivo de reflexión y análisis. Algunos más optimistas, otros un poco menos, aguardan el futuro como un tesoro que traerá consigo bienestar o desdicha, dependiendo de la visión que tengan del mundo. Lo cierto es que al decir de Mark Stevenson, el mundo será siempre gobernado por los optimistas.
Desde la tradición olímpica a quien obtiene el segundo lugar en una competencia es costumbre otorgarle una Medalla de Plata. Quizás en eso se inspiraron los 42 Diputados que votaron en contra de la intervención del Departamento Central en esta última semana, al otorgarle al mismo una medalla de “plata”. De mucha “plata”.
En mayo del 2022 se recordará el 30 aniversario del fatídico atentado que acabó con la vida del mítico juez Giovanni Falcone que se aseguró con la detonación de 500 kilos de trinitrotolueno (TNT). Excepcional magistrado que con gran coraje e integridad sacudió a toda Italia con su investigación contra la mafia italiana —la Cosa Nostra— y que ha dejado un legado de rectitud y coraje que todos quienes deseamos un mundo más justo deberíamos recordar como una ofrenda viva a la lucha contra la corrupción.
Vamos llegando al final de otro año en donde, a estas alturas, nos ponemos a hacer retrospectivas y análisis sobre el funcionamiento de nuestras instituciones. Señalamos — cansina y aburridamente — los motivos que nos llevan a tener magros resultados en cada área de nuestra sociedad. Sin embargo, creo que no apuntamos a las causas sino solo a sus síntomas más evidentes.
Numerosos economistas, y principalmente psicólogos economistas especializados en la disciplina conocida como “Economía del Comportamiento” vienen hablando de esta revelación encontrada en el comportamiento humano cuando se le propone dos bienes en disputa y que hace que los seres humanos seamos más propensos a apostar más en la ganancia actual perdida que en una ganancia futura prometida.
Ha sido otro año de previsiones presupuestarias “generosas” para el gasto ya sin control y sin un horizonte esperanzador que pueda corregir tal dislate. Entre las mayores sangrías que tenemos anualmente es la de la caja fiscal. ¿No se entiende bien? Entonces lo decimos así: Los contribuyentes pagamos todos los años la jubilación de funcionarios del sector público por un un monto superior a los 120 millones de dólares anuales.