Una vez más, suenan gritos de alarma y se culpa por sus decisiones a una clase trabajadora brutalmente arrojada a la intemperie desde hace décadas: que los resultados de las elecciones presidenciales argentinas dicen mucho sobre los escenarios de una precarización que deriva actualmente en giros políticos inesperados a nivel global lo demuestra este agudo análisis del profesor Manuel Pérez.
Desde octubre, a la letal escalada de la violencia bélica en la Franja de Gaza vemos sumarse otra forma de violencia, la de la difamación y la censura de las voces que osan expresar su solidaridad con la población civil víctima de los bombardeos y del asedio, denuncia este artículo de Manuel Pérez.
La Nochebuena de una clase media que insiste en sostener una fiesta constantemente a punto de convertirse en parodia desfila en un interesante filme del rosarino Lucho Bender –fallecido muy joven, en 2004–, comedia melancólica de inicios de milenio y crónica atemporal de un mundo «en eterna decadencia» que el profesor Manuel Pérez rescata desde Argentina, en exclusiva para los lectores de El Suplemento Cultural, en su columna de hoy.
Un film de Enrique Dawi protagonizado por Carlos Calvo y Víctor Laplace en 1985 marcó un antes y un después en la memoria de varias generaciones: se trata de «Adiós, Roberto», la primera película del cine argentino que abordó una historia de amor entre dos hombres.
Qué fue, finalmente, el proyecto reformador del despotismo ilustrado es una pregunta inevitable al pensar en los procesos políticos del siglo XVIII, como lo demuestra este artículo del profesor Manuel Pérez a propósito de Catalina la Grande (2019), interesante miniserie de HBO que no defrauda el apetito de los espectadores por los juegos de poder.
Incómodo para todos, el escritor socialista alemán Stefan Heym (1913-2001) posiblemente fue una de las personalidades más polémicas del siglo XX. Pero de sus palabras en aquella inmensa manifestación popular del 4 de noviembre de 1989 en la Plaza Alexander de Berlín –escribe en este artículo el profesor Manuel Pérez–, cuánto podemos seguir aprendiendo hoy.
En los últimos años, las largas calles de la historia reciente, con sus violencias, sus agitaciones, sus tantas veces traicionadas rebeldías, vuelven a ser recorridas por el cine y por el cómic, entre otras disciplinas artísticas. En algún punto de las postrimerías del siglo XX, como reflexiona en este artículo Manuel Pérez, un mundo desapareció para dar paso a otro, en apariencia menos opresivo, o quizás, meramente, opresivo de una forma más sutil.
Nacido en Pequín en 1906, Puyi subió al trono a los dos años de edad. La imagen de aquel niño correteando en traje imperial por pasillos palaciegos en la famosa película de Bernardo Bertolucci habla de un capítulo fundamental de la agitada historia del siglo XX.