El abanico de crímenes transnacionales permite dividirse en cuatro grandes grupos, a saber: a) narcotráfico, b) lavado de dinero, c) tráfico de personas y órganos, y d) terrorismo. A partir de la década de los 90, los EEUU se dieron cuenta que combatir el narcotráfico solo con la DEA y el FBI no era suficiente. Los crímenes se habían especializado acompañando la alta tecnología; se habían infiltrado en los cinturones de pobreza y permeado la política tradicional. Unieron arte y ciencia, y lo pusieron a favor del mal.
Cuando tu Dios es el dios Mammon (el dios dinero), cuando tu patria es la “patria contratista”, y tu familia está compuesta por una esposa y dos o tres amantes más jóvenes; tu dicho de “Dios, patria y familia”, se vuelve una blasfemia intolerable hasta para el propio Jesús de Nazareth.