El martes, 20 de mayo, fue el Día del Himno Nacional. Para recordar algunos interesantes aspectos de su proceso, hagamos un poco de historia y volvamos a los primeros años del Gobierno constitucional. En 1845 aparece en El Paraguayo Independiente la letra de una canción patriótica denominada Himno de la Independencia. Los investigadores coinciden en que fue entonada en el acto de ratificación de la Independencia Nacional en noviembre de 1842 y, según algunos, no quedó como Himno Nacional por no ser del agrado de don Carlos Antonio López, primer presidente constitucional de la República del Paraguay.
A ciento cuarenta años de su nacimiento sigue siendo una de las personalidades musicales más influyentes del siglo XX y lo que va del presente. Arnold Schönberg abrió las puertas a una nueva organización de los sonidos, a un nuevo sistema de composición musical, a un universo desconocido hasta entonces. Nació en Viena el 13 de septiembre de 1874 en el seno de una familia judía. Desde pequeño interpretó el violín; como compositor fue autodidacta, y en su juventud se dedicó también a la pintura. La revolución que trajo al sistema musical no fue un fenómeno aislado; en el campo artístico e intelectual eran los tiempos del expresionismo, movimiento cultural nacido en Alemania en contraposición al impresionismo y que entrañaba las ansias libertadoras del arte que hallaron su primera aparición práctica en la pintura para manifestarse posteriormente en el teatro y en la música.