En el 2019, tras la crisis del acta bilateral durante el gobierno de Mario Abdo, el Congreso aprobó la ley N° 6401/19, que creó una Comisión Parlamentaria para “acompañar las negociaciones del Anexo C de Itaipú”. Lo que en ese momento ya entendíamos era que, detrás de una fachada de transparencia, se buscaba negociar entre los grupos de poder los beneficios energéticos y económicos para repartirlos entre ellos, asegurando que una pequeña parte de la torta fuera para cada sector interesado.
Escuchamos constantemente que Paraguay es un país pobre. Nada más lejos de la verdad. Paraguay es un país enormemente rico, con un potencial de futuro de los más grandes del mundo. La pregunta es qué hacemos, qué haremos y qué queremos hacer con esa riqueza, para construir el futuro que queremos, y necesitamos.
El miércoles pasado, Sara Costa destacó en su artículo “¿Qué esperar del Anexo C?” las oportunidades que una buena negociación del Anexo C con Brasil puede ofrecer con relación a Itaipú. Es esencial que este acuerdo no solo garantice beneficios inmediatos, sino que también establezca las bases para mejoras significativas para todos los paraguayos y las paraguayas, tanto ahora como en el futuro.
Recientemente, la calificadora Fitch Ratings emitió un informe que evalúa la situación fiscal del país para 2024. Según el informe, los planes de consolidación fiscal de Paraguay van por buen camino, aunque advierte que el déficit en el sistema de pensiones del sector público seguirá siendo un desafío en los próximos años. Este punto fue destacado por el ministro de Economía, Carlos Fernández, en su cuenta de X (anteriormente Twitter), señalando la necesidad de una estrategia fiscal coherente para evitar presiones a la baja en la calificación soberana del país.
Mayo llegó y nos encontramos con la misma preocupación persistente: la falta de transparencia en las negociaciones relacionadas con la represa de Itaipú entre Paraguay y Brasil. No solo seguimos sin un acuerdo público sobre las tarifas, sino que también carecemos de una posición clara por parte de nuestros representantes respecto al marco de las negociaciones del Anexo C.
Paraguay, ¿a dónde te vas? ¿Dónde quedó la democracia consagrada en el artículo 1 de la Constitución Nacional? Pese a los intentos del gobierno de desviar la atención con temas nimios, el profundo deterioro institucional al que asistimos es hoy la preocupación central. No podemos hablar de Itaipú sin democracia. No podemos avanzar en el desarrollo sin democracia. Debemos alzar la voz hoy.
Narcotráfico, contrabando, maquila, territorio, puentes, rutas. Diversos temas de tensión de la relación bilateral con Brasil hablan más fuerte que las vacías declaraciones a prensa de ambos presidentes tras las seguidas reuniones sin resultado en materia de Itaipú.
Recientemente concluyó la COP28, cumbre estrella en materia de Clima, llevada a cabo este año en Dubai. El gobierno paraguayo, con su nuevo gobierno de ya más de 100 días, participó con una delegación de alto nivel, posicionando a Paraguay en los distintos espacios como un país líder en energía renovable. Vale la pena preguntarnos, ¿será?