Comentaba Aristóteles en LA POLÍTICA que los éforos eran los verdaderos gobernantes en Esparta elegidos por el pueblo. Aconteció que un hombre completamente miserable ocupaba el cargo, que, debido a su pobreza, solía con facilidad ser sobornado. Ciertos éforos fueron corrompidos con dinero y, en la medida que estaba en su poder, arruinaron a todo el estado.
Conforme con la definición académica, prepotente es quien abusa de su poder, de su autoridad o hace gala de estos. Viene del latín praepotens, praepotentis –muy poderoso, excesivamente poderoso, que puede más–. El que se siente poderoso o influyente e impone su poder o autoridad. En otras palabras, se siente superior a los demás. Lo que vale para el prepotente, es dejar en claro quién es el que manda.
La confianza se reduce a la creencia de una persona de que otra persona o institución procederá de forma consistente con sus expectativas de conducta positiva. En los países democráticos la confianza en el Gobierno es un concepto multifacético que suministra una medida general de cómo perciben los ciudadanos la actuación y valores de las instituciones públicas. Es un elemento básico para el funcionamiento de las sociedades, ya que con ella se edifica una relación de confianza con los ciudadanos. Cuando las decisiones políticas y normativas se toman a través de procesos que se divisan como ecuánimes y equitativos, se construye la confianza.
Epistemológicamente, tenemos que “la palabra “imparcial” se encuentra definida en el diccionario como: “que juzga o precede con imparcialidad; que incluye o denota imparcialidad”. También como recto, justo y equitativo. El primer deber de un magistrado es la imparcialidad, por ello se aplica para referirse a aquel que juzga o procede con imparcialidad.
La palabra Ética proviene del griego ethos e implica el modo de ser, de comportarse o carácter en cuanto forma de vida o la identidad de una persona o una comunidad. Es el espíritu que permea a un grupo social, un conjunto de modos y valores, de prácticas adaptadas en el grupo. La ética estudia el comportamiento humano desde la óptica de ciertos principios y valores considerados como importantes en una sociedad determinada. Es regla o pauta para la vida diaria, orienta la conducta práctica, dirige, encauza las decisiones libres del hombre. Es la teoría de la conducta humana vista desde la perspectiva moral.
El Chief of Justice Mar- shall, en 1821, expresó: “Es muy cierto que este tribunal no asumirá jurisdicción si no debe; pero es igualmente cierto que debe ejercer jurisdicción cuando le corresponde. Nosotros no podemos pasarla por alto porque es dudosa. Cualesquiera sean las dudas o dificultades que presente un caso, debemos definirlo, si es traído ante nosotros. No tenemos más derecho a declinar el ejercicio de la jurisdicción que nos es conferida, que el de usurpar la que no nos es dada. Todo lo que podemos hacer es ejercitar nuestra mejor capacidad de juzgar, y conscientemente cumplir con nuestro deber”.
Ya no escapa al asombro diario las vicisitudes provenientes de las inconductas, ilícitas, en su mayoría, provenientes de quienes fungen como administradores de la cosa pública, de esa que pertenece a todos quienes contribuimos con nuestro esfuerzo a su existencia. La crisis de confianza por parte de la ciudadanía en los poderes públicos, fruto de actuaciones desviadas de la norma, e incluso constitutivos de figuras delictivas va in crescendo. Es que la impunidad está instalada en favor de la clase política merced a la grosera y hasta si se quiere abyecta posición del Ministerio Público y parte del Poder Judicial.
Sin duda, el Parlamento y la representación política han sido categorías muy conexas a través de la historia. Es en Inglaterra en donde germinó el Parlamento. A fines de la Edad Media comenzó a abrirse paso la idea de que el Parlamento encarna a todo el pueblo que contrapesaba y equilibraba los poderes del rey. Una vez superadas las pretensiones absolutistas con la victoria de los partidarios del constitucionalismo tradicional en las revoluciones inglesas del siglo XVII, la posición del monarca se debilitó y el Parlamento, fortalecido, pasaría ya a considerarse representante de todo el reino.
El Diccionario de la Real Academia Española (RAE) describe la confianza como “la esperanza firme que se tiene de algo o de alguien”. A la desconfianza, “falta de confianza, el escepticismo, la incredulidad”.