Vegetarianismo: volver al principio

El vegetarianismo va sumando adeptos en Paraguay. Sea teoría, línea de vida, excentricidad, moda o religión, lo cierto es que ante tanta alteración y adiciones de los alimentos humanos surgen propuestas de regreso a lo natural.

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En Asunción se llevó a cabo el 1er. Seminario Subregional "Vegetarianismo y Salud", organizado por la Unión de Vegetarianos del Paraguay (UVPY). Para la ocasión nos visitaron el Dr. Miguel Facal, de Argentina, y la Dra. Marly Winckler, de Brasil, ambos distinguidos miembros directivos de la Unión Vegetariana Internacional (IVU).  El tema del vegetarianismo siempre ha sido controvertido; para muchos médicos y público sigue siendo algo incompleto a nivel alimenticio; otros afirman que es el camino correcto para llegar a la salud integral del ser humano. La discusión seguirá; no obstante, lo que no es discutible ni se debe postergar es aprender a escuchar las necesidades de nuestro cuerpo. Cada vez es más válida y urgente aquella frase emitida hace más de dos mil años por Hipócrates, considerado el padre de la medicina: "Que tu alimento sea tu mejor medicamento".

Odontólogo, cantante de ópera y vegetariano por pasión

El Dr. Miguel Facal (45) es vegetariano hace 31 años. Alto y delgado, cuenta con sano orgullo que no recuerda cuándo se enfermó por última vez. "Provengo de Uruguay, el país que más carne consume después de Argentina. Lo mío empezó por investigación cuando tenía 15 años. Era gordito desde que nací; sin sentirlo ni proponérmelo, a la par que leía sobre vegetarianismo y aplicando lo aprendido, fui adelgazando. Hoy mantengo el peso que tenía a los 20 años".

—Las mujeres hacen yoga, gimnasia, se operan, todo en busca de esa pérdida de peso que usted cuenta tan naturalmente.

—La lectura me ayudó mucho; tengo bibliotecas con libros de vegetarianismo por todos lados. Hace poco estuvo una amiga brasilera pasando unos días en casa. Ella me dijo de entrada "no me hagas nada diferente, quiero comer lo que vos comés". Pero como era huésped, quise que hiciera también un tour gastronómico: alfajores de maicena, pastafrolas de membrillo y de dulce de batata, helados... Y en 12 días que estuvo, comiendo las generosas porciones de la comida diaria que yo preparaba (que además me decía la dejaban satisfecha por muchas horas), bajó 2 kilos sin prohibirse de esos gustitos.

—¿En qué se basó su decisión de ser vegetariano?

—Hay muchas razones y divisiones en el vegetarianismo que podemos dividir en 3: por salud, protección ecológica y motivos religiosos. En mi caso, no fue por querer sentirme diferente o marginado; soy naturalista, llegué por inclinación científica, biológica, por salud.

—¿Qué propone con su tema (dado en el seminario) "Lo que esconden los alimentos"?

—Hablé de lo que descubrí observando, leyendo, sintiendo. En los seminarios siempre se habla de lo que hay que comer y cómo preparar comidas, no tanto de la toxicología de los alimentos. Me parece que fue una charla útil también para los que no son vegetarianos. Lo que quiero es fomentar la investigación.

—Por ejemplo, el tema transgénico es un debate.

—Sí, y largo. Lastimosamente el tiempo que tuve fue muy breve, hice como un salpicado de cosas. La verdad no es lo que yo digo, sino lo que uno descubre, porque hay cosas que están cuestionadas a nivel general como las solaníneas, que es una sustancia que tiene la papa y la mandioca brava —que tiene también ácido cianhídrico—.

—Hoy se imponen los alimentos con aditivos, ¿somos los consumidores quienes elegimos o es el avance de la industria?

—Es un ida y vuelta. Creo que la industria da el puntapié inicial, generando el prejuicio de que tal producto tiene que tener determinada forma o color. Después es el propio público el que lo exige así.  Hay un libro de consumidores estadounidenses que explica muy bien eso. Nadie hace propaganda de manzanas ni naranjas, porque se venden de por sí, no necesitan apunte publicitario.

—¿Qué aprenden los niños de este juego de decisión entre adultos e industrias?

—La publicidad es muy fuerte. Yo atiendo también a niños en mi consultorio. Llega un momento en que ya no distinguen cuál es el verdadero gusto de un jugo, o sea, para ellos el original es la naranja de la gaseosa o el jugo en polvo. Otro ejemplo es el jugo de pomelo artificial, al que la industria le agrega óxido de titanio para que tenga un color más enturbiado; el óxido de titanio es el que se usa para hacer pinturas, tanto de pared como de cuadros. Cuando les hablo a las mamás sobre las caries y problemas de encías de sus hijos, les aconsejo prevenir, fortalecer, nutrir: "Dele 5 frutas por día", y me dicen "¡¿tanto?!".

—Quiere decir que estamos perdiendo el conocimiento del sabor real de las frutas.

—Hay alteraciones en forma y color en muchos productos. ¿Conocés esas papas fritas que vienen todas igualitas metidas en un tubo? Son así porque se hacen por un proceso de extrusión, es decir, se reduce a polvo o filamentos un producto y después se lo aglutina, volviendo a construirlo de la manera que se quiere. El problema es que por cuanto más procesos pases un alimento, más pierde su valor energético.

—¿Hacia dónde cree que debemos ir: hacia atrás (volver a lo natural) o ese regreso es en realidad ir hacia adelante?

—Qué buena pregunta. Pienso que las dos cosas: debemos recuperar el valor de lo natural y saber utilizar, conscientemente, lo que nos ofrece la tecnología para mantener las verdaderas propiedades de los alimentos.

Definiendo la línea

"El término vegetariano fue acuñado por la Asociación Vegetariana Británica en 1842 y deriva de la palabra latina vegetus que significa: ‘completo, sano, fresco o vivo’" dice la  UVPY. Las divisiones del vegetarianismo son: Ovo-lácteo vegetariano; ovo vegetariano; lacto vegetariano. Api (los que consumen miel); vegetarianismo estricto; vegetarianismo vegano (el vegano no consume nada proveniente del animal, ni alimentos, ni vestimentas, ni cosméticos). Crudívoro vegetariano y frutariano.

Las razones más comunes para no ser vegetariano son:

—Todo animal y vegetal sobre la tierra sirve como alimento humano. Somos omnívoros.

—"No tengo tiempo ni sé cocinar sin carne", "no satisface", "me dijeron que es incompleto", "en casa a nadie le gusta".

—Ser vegetariano es caro.

El Dr. Facal, vegetariano naturalista desde los 15 años, dice: "Tiene que haber una convicción aplicada a tu vida, hay que aprender a escuchar al cuerpo. Dentro del vegetarianismo hay varios mitos como el tema del presupuesto. En Buenos Aires, que es donde vivo, gastás aproximadamente 350 pesos mensuales para dos personas, que allá no es caro. Respecto al tiempo, yo trabajo como médico, en mi tiempo libre canto ópera y me vuelco a la Asociación, y siempre tengo tiempo para cocinar".

El saber del sabor

Algunas sugerencias de restaurantes vegetarianos aprobados por la UVPY. En estos lugares las listas incluyen platos como: Milanesas de berenjena, papas rellenas, chop suey, carne de soja agridulce; pan de verduras al vapor, rollitos primavera, arroz con frutas y verduras, tartas de verduras. De postre: Tartas de frutas, flan, pie de limón o torta de coco.

Opciones verdes en Asunción:

-Elefante Blanco  (Peter Stengel)

-La vida verde (taiwanés)

-Confitería Vegetariana Angela  (taiwanés)

-Nutrivida (taiwanés)

-Camino verde (todos los martes en el Agroshoping del Mcal. López)

"El mundo que tenemos es fruto de nuestra acción. Querer un mundo mejor también nos obliga éticamente a promover actitudes de cambio. No tengo la menor duda de que podemos avanzar mucho como humanidad si cambiamos nuestra dieta", dice la socióloga Marly Winckler, vegana.
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