Se sabe que más de las dos terceras partes de la tierra están cubiertas por agua, aunque sólo el tres por ciento (3%) del total del agua es bebible, y de la cual el 99% es inaccesible por situarse en los acuíferos subterráneos o en las capas de hielo de los glaciares. Es decir, tan solo el 1% restante está disponible para el consumo.

Además, la demanda mundial de este elemento indispensable con todo acierto llamado ”el líquido vital” va mermando de manera sustancial las reservas existentes, que por cierto son finitas, y que también se van reduciendo por efectos de la contaminación con las aguas residuales, los agrotóxicos, los residuos industriales, los metales pesados y otros contaminantes nocivos, y por los procesos de salinización y desertificación crecientes.

¡El agua dulce está en serio riesgo de agotarse en nuestro planeta! Esta alerta debe movernos a la reflexión y sobre todo a la acción concreta a todos los ciudadanos, y en especial a quienes somos los principales gestores y destinatarios de la tarea educativa y los procesos de aprendizaje. Es un tema delicado, por el contrasentido que conlleva: siendo la tierra un “planeta acuático”, por los enormes depósitos de agua que posee, sin embargo, ésta es un recurso que puede agotarse, por lo que requiere una administración racional, para asegurar su preservación para su utilización por las generaciones siguientes.

Por otro lado, recordemos que existe una estrecha relación entre la disponibilidad de agua potable y la salud pública. Esto queda demostrado con claridad cuando ilustramos que más de mil millones de habitantes de América Latina y el resto de los países pobres (en especial los países africanos), no tienen acceso al agua potable. Y la calamitosa situación de la salubridad en estos lugares bien es conocida por todos.

Además, serios problemas ambientales y climáticos influyen igualmente para ahondar el problema, como el “efecto invernadero” que provoca la elevación de la temperatura normal de la tierra, y con ello el aumento de la evaporación de nuestras aguas; y la “deforestación”, que va eliminando los resguardos verdes que son esenciales para preservar las nacientes de las aguas potables.

La escasez de agua, que tiene lugar cuando la disponibilidad anual de agua dulce renovable alcanza los 1000 m3 por persona, ya es realidad en muchos lugares del mundo e incluso en nuestro propio país.

La situación de los habitantes del alto chaco paraguayo así lo demuestra.

Y conste que una zona de ésa geografía patria, la extensa área que incluye a Puerto Casado, se sabe que contiene una de las reservas de agua dulce más grandes del mundo.

Así pues, ¿es pura casualidad que actualmente Puerto Casado esté ocupado actualmente por la Secta Moon, mediante la compra de un millón de hectáreas de la Empresa Carlos Casado?

Así de patético es el caso: la Secta Moon ha comprado todo un distrito paraguayo (Puerto Casado) incluido su gente precisamente en la zona donde existe una de las mayores reservas de agua dulce del planeta. El agua dulce, según los entendidos, será el origen de las disputas bélicas del futuro.

Estas son algunas de las razones por las cuales vale la pena reflexionar sobre el tema del agua en la educación. Y, sobre todo, asumir una postura crítica con relación a las situaciones que acabamos de analizar. Cada uno tenemos cierta responsabilidad en todo ello, ¿verdad?

Queridos estudiantes, docentes y padres de familia: analicemos cuál es nuestro papel en favor de la defensa y preservación del agua dulce o potable, para todos los habitantes - actuales y venideros - de nuestro planeta.

De nosotros depende que puedan disfrutar de él nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
¡¡Adelante, juntos podemos!!