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Para esas manchitas blancas, en el rostro y las manos, la acumulación de radiación ultravioleta sobre la piel se manifiesta en forma de manchas oscuras. Curiosamente, en la piernas lo hace con frecuencia en forma de pequitas blancas, la llamada hipopigmentación.
El color de esas manchitas significa que la melanina ya está tan dañada que ha dejado de funcionar en algunas zonas, que no toman color. Si las manchitas no parecen estar relacionadas con el sol, es importante acudir a un dermatólogo para descartar que pudiera deberse a un problema de hongos.
La solución es moderar el sol, ya que cuando la piel está bronceada el contraste es más visible. O evitar seguir bronceándose sin ningún cuidado.
Para los pelos enquistados, para salir al exterior, el vello tiene que romper la piel que hay sobre el folículo piloso. Pero a veces le falta fuerza, bien porque es muy delgado o porque la piel presenta una barrera muy dura de superar. A pesar de que topa con su techo, sigue creciendo, momento en el que se curva y sigue su camino imparable, pero esta vez en dirección contraria. Ese es el momento que conocemos como pelo enquistado. La tendencia natural de todo ser humano es arrancarlo como sea, generalmente con unas pinzas, pero esto sólo agrava el problema de dañar el folículo. Pronto se acaba creando un rosario de heriditas y las consiguientes minicicatrices.
Lo mejor es tener la piel bien hidratada y optar por la depilación con maquinita de hoja o por las cremas y espumas depilatorias.
Solución inmediata es dejar al pelo solo, exfoliar suavemente y, sobre todo, tener paciencia para que salga por su cuenta.
Una debe evitar los métodos de depilación que supongan un tirón, como
la cera, la máquina depiladora o las pinzas.
PIEL DESCAMADA, PIEL SECA
A menudo la piel está tan seca que se descama como si se deshiciera en el aire. Este trastorno se agrava mucho con la edad, cuando la capa córnea pierde su capacidad de retener la hidratación natural, así como en invierno, cuando el ambiente es más seco. Para combatir este problema hay que hidratar y volver a hidratar con cremas untuosas y ricas, aplicadas tras la ducha, con la piel aún húmeda, para que así retenga el agua que hay sobre ella.
Una solución inmediata es usar cremas con muy alto contenido en urea o para pieles queratósicas y atópicas, de venta en farmacias, de gran poder hidratante.
Evitar los baños prolongados y los ambientes secos.
Granitos en los muslos, este problema se percibe a modo de pequeños granitos blancos, sin cabeza, que aparecen en la parte superior de los brazos y a menudo en la zona alta de la cara externa de los muslos.
Se trata de queratosis pilaris, un trastorno inocuo pero antiestético, de carácter genético, que consiste en la acumulación de queratina en torno a la salida del folículo piloso. En ocasiones desaparece con la edad, pero lo cierto es que fluctúa sin que se conozcan bien los factores.
Una solución inmediata es aplicar a diario una crema con hidróxidos, y frotar después con un guante de crin durante 20 segundos.
Evitar irritar la piel con exfoliaciones excesivas, lo que solamente agrava el problema, así como no hidratarla lo suficiente.