Mucho antes, en 1830, Darwin había hecho largos viajes en el barco The Beagle, recogiendo evidencias y elaborando su teoría evolutiva. El notó que cada especie de animal y vegetal estaba perfectamente adaptada a su ambiente; que cada organismo tenía órganos y comportamiento que le ayudaban a adaptarse y sobrevivir a su medio. Muy especial consideración merecen sus estudios de la fauna de las islas Galápagos, donde basó gran parte de su teoría. Allí encontró animales y plantas que estaban claramente relacionados con las del continente, pero, sin embargo, con evidentes diferencias.

Muy minucioso estudio dedicó Darwin a unas aves llamadas pinzones, que existían en todo el mundo, pero comprobó que los de las islas eran especies muy diferentes que no existían en otras partes.

Identificó 14 especies de estas avecillas que se diferenciaban de las del continente porque estas sólo se alimentan de semillas; las de las Galápagos, algunas comen semillas, otras frutas, otras insectos, etc., cada una utilizando diferentes mecanismos. Sin embargo, tardó mucho en interpretar la causa de tanta variación.

Ya en Inglaterra, Darwin elaboró la base de su teoría:

1. Superpoblación: Las condiciones favorables de un ambiente permiten que una especie se reproduzca y aumente su número.

2. Competencia: Con el aumento de la población, hay competencia por el espacio, alimento, etc., por lo que hay una lucha entre seres de una misma especie y con los de otras especies.

3. Supervivencia del más apto: Los individuos mejor dotados son los que tienen más probabilidades de sobrevivir, pues en ellos se produce una variación que los ayuda a adaptarse.

4. Reproducción: Los individuos que se adaptan y sobreviven se reproducen y pueden pasar a sus progenitores sus variaciones adaptativas.

5. Especiación: A medida que pasan las generaciones, las variaciones adaptativas harán que se origine una nueva especie, diferente a las anteriores.

Aplicando estas bases de su teoría a los pinzones de Galápagos, Darwin concluyó que una especie de pinzones del continente llegó a las islas, se reprodujo aceleradamente y en gran número (superpoblación); hubo competencia por los alimentos y por el espacio, pero como estos dos factores eran abundantes, parte de la población empezó a variar su alimentación y a ocupar otros espacios; así, de pinzones comedores de semilla evolucionaron adquiriendo variaciones en su organismo- pinzones insectívoros de árboles, insectívoros de tierra, comedores de gusanos, de polen, vegetarianos, etc. Es decir, creando variaciones que les ayudaron a adaptarse a un nuevo hábitat y a una nueva alimentación. De esta forma variaron principalmente la forma y estructura del pico: se originaban nuevas especies (especiación).

A este mecanismo Darwin denominó Selección Natural, que consiste en que la propia naturaleza “presiona” sobre los organismos para que estos se adapten o, de lo contrario, se extingan.

Hemos visto que el principal factor que hace en la teoría de la Selección Natural de Darwin -que un organismo sobreviva y pueda ir creando variaciones-, es su capacidad de adaptación a su ambiente; esto implica adaptación a su hábitat, a su forma de alimentación, a la temperatura, a escapar de su predadores, a su locomoción, etc.

Evidentemente, los dinosaurios fueron incapaces de adaptarse a algún cambio brusco en su ambiente; fueron incapaces de generar variaciones en su organismo y terminaron por extinguirse.

Entre los pocos reptiles de las Galápagos están las iguanas, pero son marinas. Para ello, se adaptaron a comer algas marinas, variando su estructura dentaria, su cola es plana para poder nadar y su color es semejante a su entorno (las rocas volcánicas de color oscuro) para camuflarse y evitar a sus depredadores.

Darwin, sin embargo, no pudo demostrar qué factores regulaban el origen de las variaciones en un organismo ni qué mecanismo aseguraba el paso de estas variaciones de una generación a otra. Pasarían muchos años para que una nueva ciencia -la genética- tratara de desentrañar ese misterio.