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Lo que más se precisa en los trabajos realizados en madera es que el producto final sea resistente. En el caso de los muebles, encolar y atornillar hacen que la estructura global de lo que se fabrica sea sólido y estable; es así que, finalmente, se consigue una pieza muy durable. Atornillar y encolar son técnicas muy sencillas que, si se realizan con calidad, cumplen su cometido.
Ensamblar tablas utilizando tornillos tal vez sea el sistema que hoy en día se emplea más por su fortaleza, limpieza, precisión y rapidez. Los tornillos que antes se usaban eran de cabeza plana y, por tanto, sólo tenían una ranura para acoplar el atornillador e introducirlo con la ayuda de cierta presión; este sistema traía aparejados algunos inconvenientes a la hora de sacar un trabajo prolijo; por ello y con base en estas experiencias, la tecnología que no se ha detenido en el tiempo puso en manos del profesional los tornillos de cabeza estrella, o Philips, y los tornillos de ayen.
Para que el apretado del tornillo sea cómodo y no reviente la madera, es necesario siempre dar un taladrado previo en el sitio donde este irá alojado; la broca deberá ser un poco más estrecha en su diámetro que el tornillo que vamos a poner, de forma que sea la rosca la que agarre en la madera. Cuando utilicemos tornillos de toda la rosca, y cuando empleemos los tornillos de media rosca, lo que haremos es dar el taladrado medio en su longitud, es decir, dejar sin taladrar la parte donde luego agarrará la rosca. En cualquiera de los casos, y de los tornillos que empleemos, lo que sí es importante hacer es avellanar el taladrado, de forma que el tornillo quede totalmente embutido y al ras de la madera. Para este cometido, existen unas brocas de avellanado que se acoplan a las distintas medidas de los tornillos que se pueden colocar.
Si en vez de utilizar clavos o tornillos, y lo que queremos es encolar nuestro trabajo, seguidamente veremos algunas de las técnicas más cómodas para realizarlo. Hasta ahora, con los sistemas vistos, sólo hemos empleado herramientas que se suelen tener habitualmente en la casa, pero cuando hablamos de encoladuras, necesitaremos los gatos de carpintero. Si no disponemos de esta herramienta, no significa que no consigamos encolar nuestras piezas. Existen en el mercado distintos tipos de colas, pero nosotros vamos a simplificarlos en tres: cola blanca o de carpintero; cola animal (caliente) a base de cuero animal, y cola de contacto, conocido también como cola de zapatero.
La cola blanca es la más utilizada por carpinteros, tanto profesionales como aficionados, en la construcción de muebles y armaduras en general. Esta cola tiene un periodo de secado no superior a las dos horas para su total rigidez, pero debemos tener en cuenta que las apreturas se pueden aflojar a los 20 minutos. La técnica de encolado de un ensamble de espiga o clavija es lo más sencillo, ya que con una máquina de taladrar podemos realizar los alojamientos (agujeros) de las clavijas en las tablas. Una vez que tenemos todas las tablas taladradas y preparadas, untamos con cola blanca las clavijas hasta la mitad y las introducimos en los taladros realizados en los cantos de estas. Untamos ahora todo el canto de la tabla, incluidas las espigas, y luego encajamos las piezas en su sitio por medio de las espigas y los taladros; finalmente, procedemos a presionar con los gatos de carpintero.
Apuntes tecnológicos.
Tornillo de ayen: Se diferencia de otros tipos de tornillo por su cabeza, que es cilíndrica y tiene en su centro un taladro con forma hexagonal donde se inserta una llave ayen para apretarlo.
Broca: Pieza de metal, generalmente cilíndrica, en cuyo extremo presenta unos bordes afilados que, al girar, corta el material haciendo un agujero. El otro extremo está conectado por encaje a un berbiquí o mecanismo de accionamiento, especialmente de las máquinas taladradoras.
Caja de herramientas.
Dada la situación de no disponer de un gato de carpintero para presionar una determinada encoladura, el ingenio nos invita a fabricar unos torniquetes con cuerda, o bien con alambre o cinta; en realidad, sea cual sea el material que empleemos, sólo necesitamos que sea resistente, y además que podamos adaptarlo a la forma que tengamos. De esta manera, lograremos presionar nuestra encoladura a fin de conseguir un buen resultado.