"Sobreexplotación" de las aguas

MADRID. La ONG conservacionista WWF alertó hoy a los gobiernos de todo el mundo del saqueo y la "sobreexplotación" a la que están sometidas las aguas del planeta, "la última frontera ecológica".

Con motivo de la celebración mañana del Día Mundial de los Océanos, la ONG asegura que los gobiernos de todo el mundo fracasan a la hora de evitar la pesca en alta mar y asegura que este problema supondrá daños colaterales en cuanto a la seguridad alimentaria y el modo de vida de alrededor de 520 millones de personas relacionadas económicamente con la actividad pesquera.
  
En un comunicado divulgado hoy, WWF dice que estas áreas marinas, situadas fuera de las jurisdicciones nacionales constituyen las dos terceras partes de los océanos del mundo y su biodiversidad, y están tan amenazadas como las aguas territoriales.
  
Cerca del 65% de las pesquerías trans-zonales y de alta mar están sobre-explotadas, asegura la ONG.
  
Según el asesor de política de alta mar de WWF, Alistair Graham, es hora de que estas aguas reciban más atención y de que  " los países se tomen en serio su responsabilidad en la administración de este bien global " , ya que en muchos casos, la pesca legal en aguas internacionales ignora los consejos científicos, y son unos 1.000 millones de euros (1.200 millones de dólares al cambio actual) los que se llevan los pescadores ilegales anualmente.
  
Una gestión adecuada de los recursos marinos es fundamental para el futuro de millones de personas en el mundo, recuerda el WWF.
  
El Informe sobre Economía Verde de la ONU, presentado en mayo en Nueva York, estima que hay 35 millones de personas pescando en el mundo sobre 20 millones de barcos, y unos 170 millones empleos dependen directamente o indirectamente del sector.
  
Menos del 1% de los océanos del mundo están protegidos y de la pequeña área total de Áreas Marinas Protegidas  (AMP) , muy pocas se encuentran en alta mar.
  
WWF reconoce algunos esfuerzos recientes para estimular la protección en alta mar, como la creación de una AMP de 94.000 kilómetros cuadrados en el Océano Antártico, en la que la pesca está prohibida, y los 300.000 kilómetros cuadrados de la Zona de Fractura de Charlie-Gibbs en la dorsal atlántica.
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