Siembra de cítricos en macetas

La siembra de cítricos en macetas puede realizarse prácticamente durante todo el año. Sin embargo, es importante disponer de semillas viables, con alto poder germinativo para el desarrollo de las futuras plantas.

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La siembra de cítricos en macetas se realiza colocando las semillas a un centímetro de profundidad y en número de tres a cinco semillas por maceta, según las características del portainjerto. Se debe tener cuidado de separarlas tres a cuatro centímetros unas de otras, ya que muchos cítricos tienen el carácter de la poliembrionia, es decir, dos o más plantas pueden germinar de una sola simiente.

Las semillas se cubren con una fina capa del mismo suelo. En las condiciones de nuestro país, la germinación ocurre a los 20 días, aproximadamente. Como el número de plantas que se obtiene es elevado, se procede a trasplantar aquellas de mejor desarrollo, dejando una sola planta en cada maceta. Las de menor desarrollo, raquíticas o albinas se eliminan. Luego del trasplante se obtiene una cantidad de plantines tres veces superior al número inicial de macetas sembradas. Además, se logra uniformidad y vigor en el desarrollo de las plantas trasplantadas.

Un especial cuidado requiere la práctica del riego, ya que la temperatura dentro de la cobertura plástica es siempre superior a la del campo, y las plantas están sometidas a una mayor actividad metabólica que les exige mayor consumo de agua. No se debe exagerar con el riego para no tener problemas con la aparición de hongos como los de la familia Phitophtoara (Gomosis). El control de insectos, como el minador de los cítricos, los ácaros y las cochinillas, requiere de una continua observación, a fin de proceder a la aplicación de insecticidas cuando sean necesario.

OBTENCIÓN DE SEMILLAS
Para la obtención de semillas de los diferentes portainjertos, se debe proceder a la cosecha de frutas maduras y sanas; de plantas madres con buen estado sanitario, vigorosas, productivas, y que respondan a las características de la especie de la cual se trata. Las frutas deben recogerse directamente del árbol.


La extracción de semillas se efectúa cortando las frutas por la zona media, perpendicularmente al eje, pero sin cortarlas totalmente, a fin de no herir las simientes ubicadas en el centro de la fruta. Luego se toman las mitades por los lados con ambas manos y se gira en sentido contrario para separarlas.


Posteriormente, se exprimen las frutas sobre un colador o tamiz, cuidando de que caigan todas las semillas. Estas deben ser lavadas con abundante agua, a fin de eliminar el resto de la pulpa y el mucílago que las rodea. Es conveniente realizar de 3 a 5 enjuagues para limpiar bien las semillas. Luego se deben escurrir y colocar sobre papel diario a la sombra, a fin de secarlas. En condiciones normales, sin humedad excesiva, el secado requiere unas 24 horas. Debe evitarse la exposición directa a los rayos del sol, ya que puede resecar las semillas y deshidratar los cotiledones.

CONSERVACIÓN
La conservación de semillas se efectúa mediante la desinfectación para protegerlas de la humedad y del ataque de hongos. Para ello, se utilizan productos fungicidas en dosis de 10 gramos por cada 1000 gramos de semillas. Las simientes tratadas pueden ser inmediatamente sembradas, obteniéndose un mayor porcentaje de germinación.


En la mayoría de los casos, la siembra de semillas no se realiza una vez que se las obtuvo. Por lo tanto, se las debe guardar hasta el momento de su utilización. Para el efecto, es conveniente colocarlas en una bolsa de polietileno y mantenerlas en un lugar fresco, preferiblemente en heladera a una temperatura de 5 a 12 grados centígrados, no debiendo congelarlas. Las semillas mantenidas a bajas temperaturas se conservan hasta un año, pero con un menor vigor germinativo.

(*) Docente investigador de la FCA-UNA.

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