Santa Lucía, un barrio de Villarrica donde la fe se expresa en obras

Santa Lucía es un barrio entre otros de la periferia de Villarrica.

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Pero en poco más de una década, este vecindario ganó un desarrollo impetuoso liderado por la parroquia del lugar, que agregó a su labor religiosa una pluralidad de obras de promoción social.VILLARRICA, (Juan Carlos Decoud Fernández, especial). "Esta parroquia es semejante a cualquier otra en los aspectos espiritual y pastoral, la diferencia está en la tradición que tiene en el trabajo para lograr la promoción humana y la calidad de vida de las personas", explicó el padre Milciades Ayala, cura párroco de Santa Lucía.

El fundador de este complejo de obras, el sacerdote Blas Arévalos, hoy trasladado a otra localidad, decía que en su trajinar iba encontrando ancianos abandonados, jóvenes sin oportunidades y una población que necesitaba de una comunicación más integradora.

Como respuesta, promovió la creación de un hogar de ancianos, un colegio y una radio comunitaria. En la época de pa’i Blas, las obras se financiaban con el esfuerzo de la comunidad. Con trabajo y testimonio, Santa Lucía logró la confianza de vecinos, compatriotas y extranjeros; mediante eso las iniciativas se multiplicaron y mejoraron, especialmente con la ayuda de parroquias y fundaciones españolas.

La incapacidad de las instituciones públicas muchas veces es compensada por organizaciones de la sociedad civil, como las iglesias.

"El  sacerdote tiene un liderazgo muy fuerte", expresó el padre Milciades Ayala. "Como sacerdote, lo primero para mí es el trabajo espiritual, pastoral; recorro semanalmente 23 capillas ubicadas en la zona rural, por caminos que están en muy mal estado", dijo el párroco.

"Pero también debo ayudar para que la población tenga un mejor nivel de vida", añade el padre Milciades, antes de describir las diversas obras originadas en la parroquia Santa Lucía; iniciativas que se fueron multiplicando con el correr de los años y que surgieron como respuestas casi espontáneas a problemáticas de la zona.

Hogar de ancianos

Ante la evidencia de varios ancianos abandonados en las calles de Villarrica, hacia fines de los 90, el entonces párroco Blas Arévalos comenzó a albergar a personas de esa edad en una pequeña y antigua habitación de la parroquia. Con el tiempo, Santa Lucía adquirió fama como refugio y, consecuentemente, la demanda de albergue creció paulatinamente. Ante los requerimientos, el padre Blas inició un plan de construcción de lo que hoy se conoce como el Hogar Santa Lucía.

"Algunos fueron abandonados por sus hijos que viajaron al exterior, otros ni siquiera tienen hijos", explicó el padre Milciades Ayala.

Inicialmente, la única ayuda para el hogar provenía de la comunidad de Villarrica. Ahora la asistencia mejoró gracias a la colaboración de los cristianos de España y, desde 2007, también el Gobierno comenzó a financiar parte de esta obra. A ello se suma la colaboración de los estudiantes de colegios y universidades de Villarrica.

En el hogar trabajan tres limpiadoras, una cocinera y una enfermera. De esta manera alberga a veinte ancianos que son admitidos después de un detallado análisis de su situación.

El refugio les brinda todo lo que necesitan. Asimismo, provee alimentación y medicamentos a ancianos que viven fuera del hogar por falta de espacio.

Dispensario médico

El acceso a la salud se ve afectado en Paraguay por una deficiencia histórica en las políticas y la voluntad de los gobernantes. Por lo tanto, la comunidad de la parroquia Santa Lucía también detectó la necesidad de construir un dispensario médico para las personas de escasos recursos.

El dispensario de Santa Lucía atiende a más de 300 pacientes por semana. Bajo la consigna de que ninguna mujer se vea privada de su tratamiento médico, entre sus servicios se encuentra un programa de prevención y diagnóstico del cáncer de mamas y cuello uterino; una de las principales causas de mortalidad de la mujer en la zona. Como parte del proyecto, este centro asistencial atendió a más de 12.000 mujeres desde su creación.

También cuenta con una farmacia social que, entre otras prestaciones, provee medicación gratuita a más de 200 enfermos de epilepsia. De esta manera, casi veinte comunidades rurales de Villarrica lograron mayor acceso a la salud.

Educación

Casi 500 adolescentes suman bullicio al predio de la parroquia Santa Lucía. La mayoría vive a kilómetros de distancia y llega caminando para poder estudiar. Los jóvenes provienen, mayoritariamente, de zonas rurales y de familias con menos recursos.

El colegio Santa Lucía comenzó a funcionar el 19 de marzo de 1997 con 45 estudiantes jóvenes y adultos. Hoy cuenta con más de 480 alumnos que disponen de una biblioteca con más de 3.000 ejemplares, laboratorio de computación y ofertas de especialización en herrería artística, corte y confección, electricidad, fontanería, reparación de motos, de CPU, entre otros.

Muchos de los estudiantes, especialmente los del turno noche, son trabajadores.  Se trata de niños y jóvenes, de entre 12 y 18 años, que trabajan para poder estudiar; varios de ellos atraídos por una cuota simbólica o una beca otorgada tanto por la parroquia como por los padrinos españoles. A esto se suma el nivel docente posicionado a la altura de las mejores instituciones de la ciudad.

Residencia

Villarrica se postula cada vez con más insistencia como ciudad universitaria. De hecho, ocho universidades ofrecen carreras en la capital del Guairá.

Para que la inequidad social  reduzca su incidencia como causa de frustración, en enero de 2009 se inauguró la residencia Filomena Crous, que acoge a chicas de escasos recursos. Para esto fue fundamental la ayuda particular de algunas familias españolas y de una asociación denominada Pilar Carreras, con sede en el país ibérico.

Después de la detección de una cantidad creciente de mujeres jóvenes con deseos frustrados de estudiar carreras de nivel universitario, se generó el proyecto de la residencia que hoy alberga a 18 chicas. Emilia Almeida es una de las residentes. "Varias chicas pueden cumplir su sueño de estudiar, que antes era imposible porque vivíamos lejos de la ciudad y de las universidades. Luego de conocer esta casa, procuré una beca que ahora logré para estudiar el tercer curso de odontología", explicó Emilia.

La residencia también cuenta con una sala de estudios con biblioteca y sala de computación.

Radio

También cuentan con una radio comunitaria, la Santa Lucía FM 101.3  

"Llegamos a toda la ciudad de Villarrica, un porcentaje importante de esta parroquia nos sintoniza, lo que equivale a 22 comunidades, y vamos más allá de Villarrica, incluso a Caazapá. Estimamos que nos escuchan 150.000 personas", expresó Gustavo Vázquez, director de Radio Santa Lucía.

En este momento,  tienen proyectada la  instalación de un centro comunitario para la comunicación vía internet  y un medio televisivo.
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