Retención de placenta

Uno de los problemas sanitarios más comunes en vacas lecheras es la retención de placenta, un mal que afecta a los bovinos en nuestro país.

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Numerosas son las causas que la provocan, destacándose entre ellas enfermedades los estados nutricionales y la edad del animal.Se denomina placenta "secundinas" o "parias" a las dos membranas (materna y fetal) que envuelven al feto y que normalmente son expulsadas por completo tras pocas horas de ocurrido el parto.

La placenta es un órgano que cumple funciones muy importantes como ser: sirve de vehículo para el traslado de nutrientes de la madre al feto; actúa como barrera protectora contra infecciones; recoge productos de desecho del feto; protege al feto contra golpes externos al actuar de "colchón" los líquidos presentes entre sus membranas; produce hormonas que evitan el aborto y facilitan el parto. Tras un parto normal, la placenta es expulsada tras tres u ocho horas. Si así no ocurriera y queda parte de ella por más tiempo, se está frente a un caso de retención de placenta.

CAUSAS INFECCIOSAS
La brucelosis es la causa más frecuente de esta anomalía. Otras enfermedades, como leptospirosis, rinotraqueitis infecciosa bovina (IBR), diarrea viral bovina (DVB), vibriosis y la babesiosis-anaplasmosis (tristeza), suelen ser causales de retenciones placentarias.

CAUSAS NUTRICIONALES
Niveles bajos de alimentación, especialmente en el último tercio de la gestación, suelen acarrear problemas en el parto, seguidos de retención. Niveles bajos de caroteno (pro Vitamina A) causan altas incidencias de metritis, abortos y retención. Deficiencias de fósforo, calcio, selenio e iodo también son causales muy frecuentes.

OTRAS CAUSAS
Son varias las causas por las que el animal puede sufrir el problema de retención de placenta, además de las infecciosas y nutricionales.
Edad de la vaca: las vaquillas de primer parto y vacas viejas tienen la mayor incidencia del problema. Estudios realizados en rodeos de ganado de carne totalizaron 38 % de retención, de los cuales, 5 % correspondieron a primerizas y 33 % a vacas de diez o más años de edad.

Longitud de gestación: los periodos de gestación inferiores a 230 días o superiores a 300 días casi siempre van acompañados de partos dificultosos o distócicos con retención.

Tamaño de toro utilizado: las  razas de toros de gran tamaño, como Santa Gertrudis, Brahman, Charolais, utilizadas en la monta natural o por inseminación artificial en vacas de tipo racial de inferior tamaño, tienen frecuentemente problemas de parto y retención.
Gestación doble: más del 95 % de las vacas que paren mellizos tienen retención.

Alteraciones hormonales: las deficiencias de progesterona o exceso de estrógenos predisponen al problema. Esto es común observar en animales en avanzado estado de gestación que pastorean leguminosas (alfalfa, tréboles) muy estrogénicas.

Inercia uterina: las anomalías que provocan poca o nula contractilidad uterina, como gigantismo fetal y torsión de la matriz.

Hereditarias: las terneras cuyas madres tienen historia de retención son mucho más proclives a heredar el problema.

Sexo del ternero: es más frecuente el problema en machos. Se desconoce la causa, aunque se sospecha que está ligada a hormonas de origen suprarrenales.

CONSECUENCIAS
El efecto más frecuente es la disminución de la fertilidad debido a la lentitud de la involución uterina, infecciones del útero, pérdida del estado general del animal y atraso en la reaparición del celo. Todos estos inconvenientes hacen que el animal muy difícilmente pueda recibir servicio, lo que se traducirá en una vaca vacía al próximo diagnóstico de preñez.

TRATAMIENTO
Bajo ninguna circunstancia se debe extraer la placenta retenida tirando de la misma, por el peligro de producir daños irreparables a los órganos reproductivos.

La aplicación de calcio en forma subcutánea, en varios lugares del cuerpo, es de gran utilidad, ya que este elemento desencadena contracciones miometrales que favorecen la separación de carúnculas y cotiledones, facilitando la expulsión de las membranas retenidas. El uso de oxitocina, anteriormente muy en boga, se está dejando de lado.

Inyecciones endovenosas de oxitetraciclinas al 10 % tienen gran validez, pues evitan las temidas complicaciones infecciosas.

(*) Especialista en producción animal.
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