Cargando...
El director líder es aquel que crea un clima favorable y motivador para el trabajo, promoviendo mecanismos de autocontrol, persiguiendo la calidad de los aprendizajes y aplicando modificaciones necesarias.
De los directivos se espera que posean un importante bagaje técnico y profesional que les permita:
Elaborar una clara comprensión de los logros y problemas institucionales, en equipo con los miembros de la escuela.
Disponer de recursos suficientes para orientar la creación y fortalecimiento de nuevas estructuras organizativas acordes con cada circunstancia.
Promover trabajos en grupo, para delegar tareas entendidas como necesarias por y para la institución.
Organizar y conducir reuniones dinámicas y productivas.
Contar con un bagaje de técnicas para la toma de decisiones colectivas en grupos participativos.
Generar un clima de trabajo donde emergen iniciativas y se actúa de acuerdo con la consideración de las perspectivas colectivas.
Promover la elaboración del proyecto institucional.
Facilitar la circulación de la información en todas las direcciones, utilizando canales formales e informales.
Promover la profesionalización de los docentes, actuando como asesor pedagógico, y estar abierto a la propia profesionalización.
Capitalizar la experiencia cotidiana para el análisis de situaciones, tanto individuales como institucionales, que le permita "leer" la dinámica propia de la institución.
Actuar de acuerdo con un encuadre de su tarea, que considere tanto lo previsto como lo imprevisto.
Poner de manifiesto la posibilidad de replanteo y adaptabilidad en función de la capacidad de problematización y reflexión situacional.
Diferenciar, discriminar, jerarquizar o priorizar las tareas actuando como un sujeto autónomo con capacidad discrecional.
Actuar como representante de la escuela, para generar redes externas e internas que faciliten la concreción de proyectos.
Seguramente, quien lea estas líneas sentirá que ser directivo es una "misión imposible". Muchas exigencias, alta cualificación, fuertes presiones y condiciones personales de una personalidad "casi ideal". Nada se logra mágicamente. Pero el profesionalismo es un aprendizaje, una construcción. La escuela de hoy requiere un directivo que, justamente, pueda aprender a serlo.
Material de consulta: Conduciendo la escuela (Azzerboni Harf)
De los directivos se espera que posean un importante bagaje técnico y profesional que les permita:
Elaborar una clara comprensión de los logros y problemas institucionales, en equipo con los miembros de la escuela.
Disponer de recursos suficientes para orientar la creación y fortalecimiento de nuevas estructuras organizativas acordes con cada circunstancia.
Promover trabajos en grupo, para delegar tareas entendidas como necesarias por y para la institución.
Organizar y conducir reuniones dinámicas y productivas.
Contar con un bagaje de técnicas para la toma de decisiones colectivas en grupos participativos.
Generar un clima de trabajo donde emergen iniciativas y se actúa de acuerdo con la consideración de las perspectivas colectivas.
Promover la elaboración del proyecto institucional.
Facilitar la circulación de la información en todas las direcciones, utilizando canales formales e informales.
Promover la profesionalización de los docentes, actuando como asesor pedagógico, y estar abierto a la propia profesionalización.
Capitalizar la experiencia cotidiana para el análisis de situaciones, tanto individuales como institucionales, que le permita "leer" la dinámica propia de la institución.
Actuar de acuerdo con un encuadre de su tarea, que considere tanto lo previsto como lo imprevisto.
Poner de manifiesto la posibilidad de replanteo y adaptabilidad en función de la capacidad de problematización y reflexión situacional.
Diferenciar, discriminar, jerarquizar o priorizar las tareas actuando como un sujeto autónomo con capacidad discrecional.
Actuar como representante de la escuela, para generar redes externas e internas que faciliten la concreción de proyectos.
Seguramente, quien lea estas líneas sentirá que ser directivo es una "misión imposible". Muchas exigencias, alta cualificación, fuertes presiones y condiciones personales de una personalidad "casi ideal". Nada se logra mágicamente. Pero el profesionalismo es un aprendizaje, una construcción. La escuela de hoy requiere un directivo que, justamente, pueda aprender a serlo.
Material de consulta: Conduciendo la escuela (Azzerboni Harf)