Los tres ejes que desarrolla Chemtec en la nueva planta “ya eran preocupación de la empresa en su anterior establecimiento de Ñemby. Pero por diversas razones, tuvimos que mudarnos sin ninguna causa porque nuestro establecimiento en Ñemby no tenía ningún efecto sobre el medioambiente y, de hecho, en su entorno o contorno se cultivan flores de corte para exportación”, dice Pessagno.
De todas formas -prosigue- previendo una mayor expansión basada en los planes de crecimiento y desarrollo bastante claros en el Mercosur donde tiene filiales en Bolivia, Argentina y Brasil y apoyados por la Ley de Maquila, la empresa construye una nueva unidad, una nueva facilidad que va a llegar a duplicar la capacidad de producción en algunas líneas.
Como ejemplo citó los productos agrobioquímicos, porque no son agrotóxicos, sino son defensivos agrícolas de muy baja toxicidad, donde la biotecnología juega un rol muy importante en el desarrollo de los productos. “Estamos orientados a que en un plazo de diez años todos nuestros productos sean de banda verde, que no tienen ningún riesgo para animales o seres vivos de sangre caliente y sean muy amigables, prácticos y económicos para el productor”.
Explicó que todo esto genera mano de obra local y sustituye importaciones. La dotación irá aumentando cuando el proyecto concluya con la planta de entre 8.000 a 10.000 metros cuadrados cubiertos, más del doble que la superficie actual.
Pessagno adelantó que está culminando también el proceso de certificación para las normas de calidad ISO 17.025 para laboratorio y la 9001.
Falta de sensibilidad
“Resulta difícil entender que ante la gran inversión y esfuerzo de la empresa no puedan tenerse la sensibilidad y flexibilidad de comprender que solo eventos de fuerza mayor o hechos fortuitos podrían demorar este proyecto aunque siempre dentro de límites normales”, sostiene.
Puso de ejemplo las lluvias y las altas temperaturas, características de nuestro clima y que últimamente hemos leído repetidas veces en los diarios que el fenómeno de El Niño ha impactado de manera muy particular, llevando la frecuencia e intensidad de las lluvias a rangos que ponen a esta estadística en niveles por encima de lo normal. “Los repetidos días de verano con temperaturas muy elevadas, por encima de los 40 grados, afectan el ritmo de un trabajo que se lleva a cabo a la intemperie haciendo más lento el avance de la obra”, precisó.
La construcción es una actividad que se ve directamente afectada por la intervención de estos factores de la naturaleza. Una lluvia intensa y repetida impacta en un trabajo de oficina, sin embargo es un impedimento cuando se trata de una construcción a cielo abierto: No se puede hormigonar, no se puede cavar canaletas, no se pueden montar techos, no se pueden empedrar calles, etc.