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Elenco: Maco Cacavelos (Peleliña Delvalle), Letizia Medina (Anselmita Delvalle), Margarita Irún (Arminda), Silvio Rodas (Abul Nacid), Calolo Rodríguez (Josué), Nico García (Joao Fulgencio, Clementino), Tania Irún (Gabriela) y Julieta Portillo (Gloria). Luces de Alberto Castillo. Inspirada en "Gabriela clavo y canela" del brasileño Jorge Amado. Diseño de vestuarios: Hugo Robles. Música original y efectos sonoros: Diego Serafini, excepto "Giving" de José María Duarte. Asesoramiento corporal: Jorge Báez. En la sala Tom Jobim de la Embajada del Brasil (Eligio Ayala y Perú). Hoy y mañana, a las 19:00 y 21:00. Entrada libre y gratuita. Apta para mayores de 16 años.
Chamorro viene trabajando en una temática satírica ya desde su vinculación con la compañía de Myriam Sienra en los años ochenta, cuando adaptaba textos del teatro popular paraguayo a temáticas más contemporáneas. Pero hace menos de un lustro que comienza a despuntar hacia una estética donde su pluma alcanza niveles de sofisticación y efectividad poco usuales en la dramaturgia local. Además, sus puestas en escena, la dirección actoral, cada vez alcanzan niveles que sorprenden.
En esta ocasión la utilización del español-guaraní-portugués (lo que algunos escritores ahora denominan como "portuñol selvagem"), las referencias a temas bíblicos, el erotismo en sus formas de lesbianismo, traiciones, amores intensos, cobran dimensiones nuevas, aunque tengan una referencia a textos anteriores como "Naranja hai", "Dos perdidas en una noche sucia" o "Sexo, embarazo, veneno y molotov", por citar tres textos recientes.
Las actuaciones son estupendas, con una Medina que deslumbra, un García que se expresa fluidamente tanto en español como guaraní y una propuesta para no perderse por lo inquietante y actual de su cuestionamiento.
Chamorro viene trabajando en una temática satírica ya desde su vinculación con la compañía de Myriam Sienra en los años ochenta, cuando adaptaba textos del teatro popular paraguayo a temáticas más contemporáneas. Pero hace menos de un lustro que comienza a despuntar hacia una estética donde su pluma alcanza niveles de sofisticación y efectividad poco usuales en la dramaturgia local. Además, sus puestas en escena, la dirección actoral, cada vez alcanzan niveles que sorprenden.
En esta ocasión la utilización del español-guaraní-portugués (lo que algunos escritores ahora denominan como "portuñol selvagem"), las referencias a temas bíblicos, el erotismo en sus formas de lesbianismo, traiciones, amores intensos, cobran dimensiones nuevas, aunque tengan una referencia a textos anteriores como "Naranja hai", "Dos perdidas en una noche sucia" o "Sexo, embarazo, veneno y molotov", por citar tres textos recientes.
Las actuaciones son estupendas, con una Medina que deslumbra, un García que se expresa fluidamente tanto en español como guaraní y una propuesta para no perderse por lo inquietante y actual de su cuestionamiento.