La superficie de nuestro planeta estaba caracterizada por erupciones volcánicas, derrames de lava, enormes erupciones de masas vaporosas de gases como anhídrido carbónico, azufre, vapor de agua, nitrógeno, ácidos, etc. que emergían del interior del planeta primigenio.
La temperatura era tan elevada que sólo unas pocas rocas se podían solidificar, no existía agua en forma líquida y la capa de gases que nos rodea la atmósfera estaba lejos de formarse.
Convertida ya en una esfera semilíquida mezclada con gases, la forma esférica de la Tierra empezaba a vislumbrarse debido a su movimiento de rotación y a una fuerza de gravedad suficiente para ir moldeando su forma actual. Con el descenso de la temperatura se empezaron a solidificar las primeras rocas en capas bien diferenciadas.
En el centro, hacia el interior de la esfera, se hundían los elementos pesados y más densos: el hierro y el níquel, principalmente, se formaba así el núcleo.
En la superficie, las erupciones volcánicas moldeaban la corteza terrestre, en la que se solidificaba la lava para formar las primeras rocas de la superficie: empezaba a formarse la corteza exterior. Así, después de transcurridos millones de años, el planeta Tierra, de unas masas incandescente de gases y polvo, tenía ya sus primeras capas sólidas: el núcleo y la corteza.
Aparece el agua...
Con el descenso cada vez más rápido de la temperatura, los primeros gases empiezan a condensarse; al llegar a menos de 100º C, los vapores de agua se condensan y aparecen las primeras masas de agua; desde la parte superior se producen las primeras precipitaciones, el agua se acumula en las partes más bajas de la corteza: nacía así la hidrosfera.
...y luego el aire
Conservando su movimiento de rotación, y gracias a este, su fuerza de gravedad, la Tierra retiene la gran cantidad de gases que formaban su masa primitiva: el oxígeno, nitrógeno, hidrógeno, entre otros, dan origen a la capa gaseosa: la atmósfera.
Finalmente, después de aproximadamente 3.500 millones de años de evolución, el planeta Tierra llegaba a una relativa calma, con sus capas sólida, líquida y gaseosa en aparente equilibrio. Ya estaban dadas las condiciones para la aparición de la vida.
Todos en alguna medida ya hemos leído textos y observado figuras y esquemas sobre la constitución interna (geosfera) de nuestro planeta. Probablemente estés ya en conocimiento de que en el centro, desde los 2.900 hasta cerca de los 6.370 km. de profundidad, se encuentra el núcleo terrestre, a elevadas temperaturas y presiones.
Se cree que estas condiciones hacen que las rocas con alto contenido en hierro y níquel estén casi en estado totalmente fundido; serían las mismas condiciones que la Tierra mantiene de las primeras etapas de su vida como planeta. Rodeando a este núcleo se encuentra el manto, que se extendería desde los 45 hasta los 2.900 km.
Por último, la capa más externa, la corteza o litosfera, con un promedio de espesor entre los 10 y 30 km.
La conformación y visión actual de nuestro planeta se deben a miles de millones de años de evolución.