La valoración comprende la recopilación de información o datos sobre el desarrollo del trabajo en el aula. Por consiguiente, tiene en cuenta los contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales), las estrategias didácticas (cognitivas, organizativas...), las actividades, la secuenciación y temporalización, etc. La evaluación considera la totalidad de los componentes que intervienen en el proceso educativo y la singularidad de cada alumno con su ritmo y estilo de aprendizaje.
La toma de decisiones es una consecuencia del análisis y la valoración realizados en los distintos momentos de la evaluación: inicial, formativa (proceso) y sumativa (terminal), que se corresponden con la planificación, el proceso y los resultados.
El núcleo del trabajo en el aula gira en torno a los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales, para los que se elegirán estrategias metodológicas y actividades.
La evaluación se incorpora en este proceso para valorar su marcha y tomar las decisiones oportunas para reajustarlo y regularlo. Este es el significado de la evaluación formativa, que supone una reflexión crítica sobre todos los componentes y funciones del proceso de enseñanza-aprendizaje, con el objetivo de que ambos actores (profesor-alumno) puedan ajustarlo progresivamente.
Conceptualizando el diagnóstico como el resultado del análisis que ofrece datos acerca de la situación en que se encuentra el grupo de alumnos, sus necesidades, sus posibilidades, sus expectativas e intereses respecto al docente, de la materia, de la escuela; entendemos por evaluación diagnóstica el proceso que permite describir las conductas de los alumnos y compararlas con las condiciones necesarias que estos deben poseer para alcanzar eficazmente los objetivos enunciados, al inicio de todo quehacer educativo.
La unidad didáctica (etapa, cuatrimestre o ciclo), al finalizar, necesita una reflexión o evaluación que se llama evaluación sumativa. Aquí se tiene en cuenta todo el proceso seguido y se hace una síntesis final o terminal que comprende la implicación del alumno, grupo, profesor, las estrategias, actividades y recursos, etc. La evaluación sumativa se convierte de esta manera en evaluación diagnóstica de la siguiente unidad didáctica.
Muchas veces, los docentes aplican o realizan las diferentes clases de evaluación desconociendo que en su esencia se vivencian los objetivos de esta. Los mismos son:
1- Determinar en forma sistemática el nivel de logro individual y colectivo del proceso de aprendizaje.
2- Mantener constante valoración y rectificación del proceso de la enseñanza y del aprendizaje, y de sus efectos en el comportamiento de los educandos.
3- Conocer las potencialidades y limitaciones de cada agente de aprendizaje.
4- Obtener información necesaria para la inmediata formulación de las acciones de recuperación que requiera el/la alumno/a o grupo de estos.
5- Lograr que los alumnos/as valoren objetivamente su propio progreso y el de sus pares.
6- Brindar información para determinar el alcance del proceso enseñanza -aprendizaje y la promoción de los alumnos/as.
La toma de decisiones es una consecuencia del análisis y la valoración realizados en los distintos momentos de la evaluación: inicial, formativa (proceso) y sumativa (terminal), que se corresponden con la planificación, el proceso y los resultados.
El núcleo del trabajo en el aula gira en torno a los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales, para los que se elegirán estrategias metodológicas y actividades.
La evaluación se incorpora en este proceso para valorar su marcha y tomar las decisiones oportunas para reajustarlo y regularlo. Este es el significado de la evaluación formativa, que supone una reflexión crítica sobre todos los componentes y funciones del proceso de enseñanza-aprendizaje, con el objetivo de que ambos actores (profesor-alumno) puedan ajustarlo progresivamente.
Conceptualizando el diagnóstico como el resultado del análisis que ofrece datos acerca de la situación en que se encuentra el grupo de alumnos, sus necesidades, sus posibilidades, sus expectativas e intereses respecto al docente, de la materia, de la escuela; entendemos por evaluación diagnóstica el proceso que permite describir las conductas de los alumnos y compararlas con las condiciones necesarias que estos deben poseer para alcanzar eficazmente los objetivos enunciados, al inicio de todo quehacer educativo.
La unidad didáctica (etapa, cuatrimestre o ciclo), al finalizar, necesita una reflexión o evaluación que se llama evaluación sumativa. Aquí se tiene en cuenta todo el proceso seguido y se hace una síntesis final o terminal que comprende la implicación del alumno, grupo, profesor, las estrategias, actividades y recursos, etc. La evaluación sumativa se convierte de esta manera en evaluación diagnóstica de la siguiente unidad didáctica.
Muchas veces, los docentes aplican o realizan las diferentes clases de evaluación desconociendo que en su esencia se vivencian los objetivos de esta. Los mismos son:
1- Determinar en forma sistemática el nivel de logro individual y colectivo del proceso de aprendizaje.
2- Mantener constante valoración y rectificación del proceso de la enseñanza y del aprendizaje, y de sus efectos en el comportamiento de los educandos.
3- Conocer las potencialidades y limitaciones de cada agente de aprendizaje.
4- Obtener información necesaria para la inmediata formulación de las acciones de recuperación que requiera el/la alumno/a o grupo de estos.
5- Lograr que los alumnos/as valoren objetivamente su propio progreso y el de sus pares.
6- Brindar información para determinar el alcance del proceso enseñanza -aprendizaje y la promoción de los alumnos/as.