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Jugar a las cartas, comunicarse con sus familias, entretenerse con videojuegos y hacer ejercicio. Suenan a cosas que la mayoría de las personas hace de forma rutinaria, sin siquiera pensar en ello. Pero allí abajo se torna algo indispensable para mantener la salud no sólo física, sino también la mental.
Una vez que el agujero del plan maestro esté terminado y listo, se procederá a extraer a los mineros. Para esto se utilizará una camilla especial con estructura de jaula, dotada de un arnés de seguridad y un toldo de hule que protegerá a los mineros en su ascenso.
Los mineros serán subidos de a uno, cada uno con los ojos vendados para evitar que la luz del Sol pueda cegarlos tras permanecer en la penumbra durante tanto tiempo. Según estiman, cada viaje de ascenso de cada minero tardará unos 30 minutos.
De no funcionar este plan por algún motivo, el plan es que los mineros suban al taller hasta el cual busca llegar la Schramm T-130, que se encuentra un poco más cerca de la superficie, para ser extraídos desde allí.
Mientras tanto, el extraordinario caso seguirá manteniendo al mundo en vilo, a las familias de los trabajadores rezando y esperando, y a los treinta y tres mineros mirando hacia arriba.