Materialismo filosófico(De Hegel a Feuerbach, Engels y Marx)

¿Qué está primero: el espíritu o la naturaleza? Los filósofos se dividieron en dos grandes campos, según la contestación que diesen a esta pregunta. Los que afirmaban que el espíritu estaba antes que la naturaleza y que, por lo tanto, reconocían, en última instancia, una creación del mundo bajo una u otra forma, constituyeron el campo del idealismo.

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Los demás, los que reputaban la naturaleza como principio fundamental, adhirieron a distintas escuelas del materialismo. Todo otro empleo de los conceptos de idealismo y materialismo, en sentido filosófico, sólo conduce a la confusión. Tal el pensamiento de Friedrich Engels.

La filosofía de Karl Marx por su parte, está ligada principalmente a Engels y Ludwig Feuerbach. Para Marx, la significación histórica universal de este último, residía en el hecho de haber roto en forma resuelta con el idealismo de Hegel y proclamado el materialismo, que ya en el siglo XVIII, sobre todo en Francia, representaba la lucha, no sólo contra las instituciones políticas existentes y al mismo tiempo contra la religión y la teología, sino también contra la metafísica en general.

La materialidad del mundo

Para el materialismo filosófico, la unidad del mundo no existe en su ser, sino en su materialidad, demostrada en el largo y penoso desarrollo de la filosofía y de las ciencias naturales.

El movimiento es la forma de existencia de la materia. Según Engels jamás, en parte alguna, ha existido ni puede existir materia sin movimiento, ni movimiento sin materia.

Para estos filósofos, el pensar y la conciencia son productos del cerebro humano y el mismo hombre no es más que producto de la naturaleza, que se ha desarrollado en determinado ambiente natural y junto con éste.

Sostienen que la conclusión lógica es que todo lo que elabora el cerebro humano, es en última instancia producto de la naturaleza, que no se contradicen, sino que corresponden al resto de la concatenación de la misma naturaleza.

Engels sostuvo que para Hegel, las ideas de nuestra cabeza no eran reflejos más o menos abstractos de los objetos y fenómenos de la realidad, sino que los objetos y su desarrollo se le antojaban, por el contrario (a Hegel), imágenes de una idea, existentes no se sabe dónde, ya antes de que existiese el mundo".

La dialéctica

Pero estos materialistas aceptaron sin embargo toda la dialéctica hegeliana, como la doctrina más multilateral, más rica en contenido y más profunda del desarrollo. La dialéctica era para Marx y Engels la mayor conquista de la filosofía clásica alemana.

La idea fundamental de estos pensadores es que el mundo no se compone de objetos terminados y acabados, sino que representa en sí un conjunto de procesos, en el que las cosas que parecen inmutables, al igual que sus imágenes mentales en nuestro cerebro, es decir, los conceptos, se hallan sujetos a un continuo cambio, a un proceso de nacimiento y muerte. Pero una cosa es reconocer esta idea de palabra y otra aplicarla en cada caso particular y en cada campo de investigación.

Para la filosofía dialéctica no existe nada establecido de una vez para siempre, nada absoluto, consagrado; en todo ve lo que hay de perecedero, y no deja en pie más que el proceso ininterrumpido del aparecer y desaparecer, del infinito movimiento ascensional de lo inferior a lo superior.

Y esta misma filosofía es un mero reflejo de ese proceso en el cerebro pensante. Así, pues, la dialéctica es, según Marx, la ciencia de las leyes generales del movimiento, tanto del mundo exterior como del pensamiento humano.
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