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Los valores dan dirección a la existencia humana; más concretamente, podríamos decir que es todo lo que permite dar significado a la existencia humana, todo lo que permite ser verdaderamente persona. Precisamente, la tarea específica de la persona en la comunidad, en el encuentro cotidiano con los demás, consiste en la elaboración de un orden de valores que permitan reconocer verdaderamente a los demás.
Este cometido que se constituye como una tarea, viene a ser una de las características principales de los contenidos académicos, es la presencia de un fuerte contenido ético orientado al desarrollo integral de la persona. Por todo ello, es importante trabajar insistentemente con referencia a los valores.
Desde una perspectiva histórica, después de siglos de fe en la razón y en el progreso, la postmodernidad -y consecuentemente la gestación de una nueva cultura, y tipo de hombre light- ha traído vientos de relatividad moral, de repliegue en lo privado, de ausencia en el compromiso con la sociedad en la que se vive y ha puesto en evidencia lo que se ha venido en llamar época del pensamiento débil. No hay sitios para las utopías, para los grandes proyectos y en su lugar prima vivir el momento presente, desentendiéndose del pasado y sin perturbaciones por el futuro, en síntesis vivir en la superficie.
De cara a esta realidad, es importante que desde la educación recuperemos la dimensión de educar en valores. No debemos olvidar que desde la escuela debemos encaminar a los jóvenes con excelente preparación académica, y más propiamente para ensayar una vida más amable; de hecho, ambos objetivos no debieron nunca separarse.
La educación en valores es uno de los proyectos más fuertemente impulsados por la reforma educativa encaminado por el Ministerio de Educación y Cultura. Pedagogía y Sicología coinciden en la necesidad de referentes éticos para asegurar el desarrollo integral de niños y jóvenes.
Finalmente, la instauración de los valores supone un importante cambio de criterios para una escuela que debe formar niños y jóvenes en todos los aspectos de su desarrollo, en el marco de una sociedad que necesita renovarse.
Los valores se sitúan en la relación cualitativa entre las cosas y la persona humana que tiene que realizar su propia existencia. Podría decirse que valor es todo lo que permite dar significado a la existencia humana, todo lo que permite ser verdaderamente persona.
Desde esta última perspectiva, los valores se clasifican del siguiente modo:
Vitales:
Son los que tienen relación con la vida.
Materiales:
Son aquellos que tienen relación o buscan la satisfacción de necesidades en todas las manifestaciones u órdenes.
Intelectuales:
Son los que tienen relación con el espíritu y el conocimiento.
Estéticos:
Son aquellos que tienen relación con la belleza y con el arte.
Éticos:
Son aquellos que tienen que ver con los procedimientos y los deberes.
Morales:
Son aquellos que tienen que ver con la conducta humana en lo que se refiere a lo bueno y a lo malo.
Religiosos:
Son aquellos que tienen que ver con el alma, sus creencias y las prácticas piadosas.
Espirituales:
Hacen alusión a la vida superior y a la trascendencia.
Este cometido que se constituye como una tarea, viene a ser una de las características principales de los contenidos académicos, es la presencia de un fuerte contenido ético orientado al desarrollo integral de la persona. Por todo ello, es importante trabajar insistentemente con referencia a los valores.
Desde una perspectiva histórica, después de siglos de fe en la razón y en el progreso, la postmodernidad -y consecuentemente la gestación de una nueva cultura, y tipo de hombre light- ha traído vientos de relatividad moral, de repliegue en lo privado, de ausencia en el compromiso con la sociedad en la que se vive y ha puesto en evidencia lo que se ha venido en llamar época del pensamiento débil. No hay sitios para las utopías, para los grandes proyectos y en su lugar prima vivir el momento presente, desentendiéndose del pasado y sin perturbaciones por el futuro, en síntesis vivir en la superficie.
De cara a esta realidad, es importante que desde la educación recuperemos la dimensión de educar en valores. No debemos olvidar que desde la escuela debemos encaminar a los jóvenes con excelente preparación académica, y más propiamente para ensayar una vida más amable; de hecho, ambos objetivos no debieron nunca separarse.
La educación en valores es uno de los proyectos más fuertemente impulsados por la reforma educativa encaminado por el Ministerio de Educación y Cultura. Pedagogía y Sicología coinciden en la necesidad de referentes éticos para asegurar el desarrollo integral de niños y jóvenes.
Finalmente, la instauración de los valores supone un importante cambio de criterios para una escuela que debe formar niños y jóvenes en todos los aspectos de su desarrollo, en el marco de una sociedad que necesita renovarse.
Los valores se sitúan en la relación cualitativa entre las cosas y la persona humana que tiene que realizar su propia existencia. Podría decirse que valor es todo lo que permite dar significado a la existencia humana, todo lo que permite ser verdaderamente persona.
Desde esta última perspectiva, los valores se clasifican del siguiente modo:
Vitales:
Son los que tienen relación con la vida.
Materiales:
Son aquellos que tienen relación o buscan la satisfacción de necesidades en todas las manifestaciones u órdenes.
Intelectuales:
Son los que tienen relación con el espíritu y el conocimiento.
Estéticos:
Son aquellos que tienen relación con la belleza y con el arte.
Éticos:
Son aquellos que tienen que ver con los procedimientos y los deberes.
Morales:
Son aquellos que tienen que ver con la conducta humana en lo que se refiere a lo bueno y a lo malo.
Religiosos:
Son aquellos que tienen que ver con el alma, sus creencias y las prácticas piadosas.
Espirituales:
Hacen alusión a la vida superior y a la trascendencia.