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Tzvetam Todorov, historiador búlgaro autoexiliado en Francia, dijo recientemente que los sistemas totalitarios de gobierno pueden dominar a sus pueblos por dos medios: pueden ser "particularmente virulentos" y "mantenerse en estado de guerra casi permanente", como lo hizo el nazismo en Alemania, o de un modo infinitamente más eficaz, crear una serie de protecciones del individuo que, en teoría, debían haberle permitido vivir sin sobresaltos, como hizo el marxismo-leninismo en la ex Unión Soviética, pero que con el tiempo tales supuestos bienes se fueron transformando "en una especie de sistema de seguridad, que hace pensar en las prisiones". Común denominador en ambos totalitarismos es siempre tener un enemigo a fin de mantener y justificar su poder limitador de las libertades individuales. La noción de tener un enemigo contra el cual hay que luchar les es indispensable a los totalitarios porque necesitan alguien a quien, entre otras cosas, echarle culpa de sus fracasos y, a la vez, justificar la supresión de las libertades individuales. Indicación de que en nuestro país también se está abriendo paso el método de fabricar enemigos "del pueblo" para ir ganando el poder absoluto, ya se está oyendo. El Sr. Tzvetam Todorov, historiador búlgaro autoexiliado en Francia desde los años 60 del siglo pasado, hizo interesantes declaraciones en torno a los totalitarismos al diario bonaerense "La Nación".
Los sistemas totalitarios de gobierno, dijo, pueden dominar a sus pueblos por dos medios. Pueden ser "particularmente virulentos" y "mantenerse en estado de guerra casi permanente", como lo hizo el nazismo en Alemania, o de modo "infinitamente más eficaz", "crear una serie de protecciones del individuo que, en teoría, debían haberle permitido vivir sin sobresaltos", como hizo el marxismo-leninismo en la ex Unión Soviética mediante la creación de empleos para todos, medicina y escuela gratis y vacaciones baratas, pero con el tiempo tales supuestos bienes se fueron transformando "en una especie de sistema de seguridad, que hace pensar en las prisiones".
Común denominador de ambos totalitarismos es siempre tener un enemigo a fin de mantener y justificar su poder limitador de las libertades individuales. El nazismo comenzó por declarar enemigos a los judíos, luego a todos los no arios y en definitiva a todas las naciones democráticas, económicamente fuertes y políticamente libres. El marxismo-leninismo los tuvo inicialmente como enemigos a los ricos y también a los demócratas, pues su fin era instalar la dictadura del proletariado. En nuestra región, el dictador Hugo Chávez en Venezuela inventa todo tipo de enemigos para tratar de esconder el evidente fracaso político y económico de su régimen, y así aparecen el "imperio", los "totalitarios", los "oligarcas", las amenazas bélicas de sus vecinos que expresan frecuentemente él o alguno de sus partidarios. Recientemente, el ex ministro de Defensa y ex vicepresidente venezolano José Vicente Rangel, muy cercano a Chávez, afirmó que "en el alto mando militar de Colombia hay la idea de realizar en Venezuela una operación similar a la que realizaron en Ecuador, en cualquier momento". Agregó que "con la vinculación que Colombia tiene con Estados Unidos esa posición temeraria, aventurera del gobierno de Uribe puede tener desarrollos como este ".
La noción de tener un enemigo contra el cual hay que luchar les es indispensable a los totalitarios porque necesitan alguien a quien, entre otras cosas, echarle la culpa de sus fracasos y, a la vez, justificar la supresión de las libertades individuales. En tales regímenes puede haber votaciones populares pero con candidatos únicos, todos del partido nazi o del comunista. La pirámide que invariablemente establecen siempre tiene una sola persona en su cúpula: Stalin, Raúl Castro, Hitler, Stroessner.
Termina Todorov afirmando que entre las secuelas más graves que padecen las sociedades poscomunistas está la de que "las generaciones que crecieron bajo regímenes comunistas estuvieron sometidas y participaron en lo que yo llamo la mentira general. Todo el mundo estaba convencido de que los ideales (proclamados) solo podían ser el camuflaje del egoísmo".
Indicación de que en nuestro país también se está abriendo paso el método de fabricar enemigos "del pueblo" para ir ganando el poder absoluto, ya se está oyendo. Todos "los ricos", por ejemplo, lo son porque robaron a "los pobres". La prensa libre también lo es porque está al servicio de los ricos y la burguesía. La democracia "representativa" es enemiga pues la verdadera democracia es la "participativa" (y de partido único ). Los agricultores realmente profesionales y productivos también son enemigos porque, entre otras cosas, nunca usan "agroquímicos" sino siempre "agrotóxicos"; y así por el estilo van apareciendo otras categorías más de "enemigos del pueblo", lo que es signo inequívoco de que el actual Gobierno está en el camino que nos conducirá a un totalitarismo "bolivariano".
Los sistemas totalitarios de gobierno, dijo, pueden dominar a sus pueblos por dos medios. Pueden ser "particularmente virulentos" y "mantenerse en estado de guerra casi permanente", como lo hizo el nazismo en Alemania, o de modo "infinitamente más eficaz", "crear una serie de protecciones del individuo que, en teoría, debían haberle permitido vivir sin sobresaltos", como hizo el marxismo-leninismo en la ex Unión Soviética mediante la creación de empleos para todos, medicina y escuela gratis y vacaciones baratas, pero con el tiempo tales supuestos bienes se fueron transformando "en una especie de sistema de seguridad, que hace pensar en las prisiones".
Común denominador de ambos totalitarismos es siempre tener un enemigo a fin de mantener y justificar su poder limitador de las libertades individuales. El nazismo comenzó por declarar enemigos a los judíos, luego a todos los no arios y en definitiva a todas las naciones democráticas, económicamente fuertes y políticamente libres. El marxismo-leninismo los tuvo inicialmente como enemigos a los ricos y también a los demócratas, pues su fin era instalar la dictadura del proletariado. En nuestra región, el dictador Hugo Chávez en Venezuela inventa todo tipo de enemigos para tratar de esconder el evidente fracaso político y económico de su régimen, y así aparecen el "imperio", los "totalitarios", los "oligarcas", las amenazas bélicas de sus vecinos que expresan frecuentemente él o alguno de sus partidarios. Recientemente, el ex ministro de Defensa y ex vicepresidente venezolano José Vicente Rangel, muy cercano a Chávez, afirmó que "en el alto mando militar de Colombia hay la idea de realizar en Venezuela una operación similar a la que realizaron en Ecuador, en cualquier momento". Agregó que "con la vinculación que Colombia tiene con Estados Unidos esa posición temeraria, aventurera del gobierno de Uribe puede tener desarrollos como este ".
La noción de tener un enemigo contra el cual hay que luchar les es indispensable a los totalitarios porque necesitan alguien a quien, entre otras cosas, echarle la culpa de sus fracasos y, a la vez, justificar la supresión de las libertades individuales. En tales regímenes puede haber votaciones populares pero con candidatos únicos, todos del partido nazi o del comunista. La pirámide que invariablemente establecen siempre tiene una sola persona en su cúpula: Stalin, Raúl Castro, Hitler, Stroessner.
Termina Todorov afirmando que entre las secuelas más graves que padecen las sociedades poscomunistas está la de que "las generaciones que crecieron bajo regímenes comunistas estuvieron sometidas y participaron en lo que yo llamo la mentira general. Todo el mundo estaba convencido de que los ideales (proclamados) solo podían ser el camuflaje del egoísmo".
Indicación de que en nuestro país también se está abriendo paso el método de fabricar enemigos "del pueblo" para ir ganando el poder absoluto, ya se está oyendo. Todos "los ricos", por ejemplo, lo son porque robaron a "los pobres". La prensa libre también lo es porque está al servicio de los ricos y la burguesía. La democracia "representativa" es enemiga pues la verdadera democracia es la "participativa" (y de partido único ). Los agricultores realmente profesionales y productivos también son enemigos porque, entre otras cosas, nunca usan "agroquímicos" sino siempre "agrotóxicos"; y así por el estilo van apareciendo otras categorías más de "enemigos del pueblo", lo que es signo inequívoco de que el actual Gobierno está en el camino que nos conducirá a un totalitarismo "bolivariano".