Los tipos de disciplina

El ejercicio educador presenta otra dimensión: la disciplina o gobierno de los educandos. Dimensión de gran importancia, por mirar con especialidad a la vigorización de la voluntad, a que las facultades adquieren hábitos valiosos, a la formación del carácter y la personalidad. Y así dice Kieffer: “La verdadera pedagogía es la más disciplinada, que la enseñanza”.

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Es la disciplina o gobierno de educandos un ordenado conjunto de actividades influyentes y perfeccionadoras, que actúan sobre la voluntad, y por ella, sobre todas las demás facultades, infundiendo hábitos en armonía con los fines de la educación.

La disciplina educativa es de dos clases: Disciplina intrínseca o gobierno de las ideas del educando, y por ellas de todo el sujeto. Disciplina extrínseca o régimen de conducta que actúa sobre las actividades externas, y por ellas sobre el psiquismo del educando.

Claro que la disciplina, como primera cualidad que ha de reunir, es la de estar perfectamente adaptada a la edad, capacidad y condiciones del educando. Aún siendo la misma en lo esencial y en lo accidental, ofrecerá diferencias, y así, por ejemplo, cuanto más pequeños sean los niños, la disciplina estará a la edad cronológica y psíquica.

Los fines buscados por la disciplina

La disciplina debe conducir a la recta conducta, al ejercicio ético, al desarrollo de un sentido de responsabilidad, a la aplicación sostenida en las tareas, a la formación de actitudes correctas en relación con el nivel de madurez alcanzado por el niño. Es también propósito de la disciplina, equipar al niño para enfrentarse con las realidades de la vida.

En consecuencia, debe existir una supervisión directa e insistente hacia la conducta del niño, a través de su vida para evaluar el respeto conseguido y la conciencia acerca del mismo. La disciplina incluye una actitud positiva para la cooperación.

Abarca el aprender a realizar alegre y hábilmente cosas que no son fáciles, e incluso las que, a veces son desagradables. Supone particularmente el perfeccionamiento de la atención, del intelecto y de la voluntad, la dirección de las emociones y la formación de hábitos.

Desde el punto de vista del maestro, la disciplina es esencialmente un proceso de estimulo a la virtud, y de orientación de la conducta que habrá de desembocar en el autodominio. No es algo independiente y separado de la enseñanza, sino una parte integral del proceso educativo y un medio de alcanzar los objetivos pedagógicos fundamentales.

En cuanto a las actitudes y emociones también es esencial hallar la disciplina en el niño. Esto se proyectará en su vida adulta, aportará ayuda para lograr estabilidad y madurez en su personalidad.

Factores que inciden en la disciplina

1- El maestro

2- El alumno

3- Los métodos
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