Los objetivos deben expresar: operatividad, condición y criterio evaluador

En la programación de una enseñanza, la primera tarea por realizar es la formulación de objetivos teniendo en cuenta los fines educativos que se persiguen. Formular no es ni más ni menos que expresar con precisión posible qué fines concretos y experimentos se quieren alcanzar en una determinada actividad educativa. Los objetivos vienen a ser como los fines inmediatos y particulares que se han de alcanzar para llegar a realizar los fines de la educación. Todo objetivo, para que sea completo y esté bien redactado, debe constar de tres partes: la operatividad, la condición y el criterio evaluador.

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La operatividad es, de las tres, la más importante y característica. Un objetivo es operativo cuando identifica, define y describe el acto observable o resultado que se aceptará como prueba que el alumno ha demostrado satisfactoriamente su aprendizaje. En este sentido, la pregunta clave es esta: ¿qué es lo que tiene que hacer el alumno para demostrar determinada realidad?

La operatividad en definitiva se refiere siempre a una conducta observable, en la medida en que todo resultado lo es. Ahora bien, ninguno de nosotros puede observar el conocimiento o la comprensión o la apreciación de algo, pues para medir ese conocimiento, esa comprensión o esa apreciación en un alumno le pedimos que haga algo: explicar, demostrar, analizar, describir, construir, comparar, entre otros. De ahí que sólo sean operativos los verbos que como estos indiquen acciones específicas concretas y de interpretación unívoca, y no sean vagas, generales o de interpretación equívoca, como ocurre con términos como: saber, conocer, comprender o apreciar. Si un profesor le dice a un alumno: “hay que estudiar más”, no está siendo operativo práctico. Si por el contrario le indica: “realiza estas tres sumas”, de esta manera sí está actuando de modo operativo y concreto, por lo que conseguirá mejores resultados.

La condición, que es el segundo elemento de todo objetivo, se refiere a la descripción de las condiciones (facilidades, restricciones o ambas) en las cuales ha de realizarse el acto observable o resultado. Si una madre manda a su hijo a comprar un kilo de carne sin más explicaciones, está siendo operativa, ya que el verbo comprar indica una acción concreta, pero no señala ninguna condición, por lo que el hijo cumpliría bien su encargo comprando cualquier tipo de carne. Ahora bien, si le indica que el kilo de carne ha de ser de cerdo, sin grasa y que ha de traerlo antes de media hora, no cabe duda que la orden queda más completa y mejor expresada, gracias a estas condiciones.

El tercer elemento importante de todo objetivo es el criterio evaluador. Un objetivo debe poder ser evaluado para ver en qué medida se han conseguido los resultados previstos. Para ello lo mejor es establecer en el mismo objetivo un criterio evaluador cumplido, que ha de considerarse cubierto suficientemente el objetivo. Si se establece el objetivo de que hay que saltar una altura de 1,80 metros con los elementos adecuados para el salto, se ve que cumple todos los requisitos porque es operativo, indica las condiciones y establece el criterio evaluador.

Presentamos a continuación algunos objetivos-ejemplos que ayuden a comprender mejor: a. Dadas diez características culturales, escoger seis correspondientes a los esquimales. b. Presentados veinte dibujos de treinta insectos diferentes, dar el nombre común de por lo menos veinticinco insectos. c. De una lista de treinta palabras escogidas al azar del libro de lecturas del séptimo grado, componer quince oraciones. Cada una de ellas contendrá al menos una de las palabras usadas gramaticalmente en significado y contexto verbal apropiado a la oración.
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