Lo que fue la patrística

Tras la desaparición de los creadores de la especulación en el mundo occidental, la filosofía va cambiando inexorablemente y durante siglos irá tomando un rumbo distinto, que hará eclosión entre los siglos IV y V, cuando un grupo de pensadores cristianos dan origen a la teología de la Iglesia católica, la cual asumirá el control total de la vida de los ciudadanos que pretendían ser civilizados, y dará al imperio romano una característica muy propia.

La Iglesia se convierte en una institución autoritaria y decididamente comprometida con el Estado, mediante el concurso de grandes autoridades eclesiásticas. Las principales fueron San Jerónimo, San Ambrosio, S. Gregorio Magno, Cirilo, obispo de Alejandría y S. Agustín, obispo de Hipona, a quienes se los llamó Padres de la Iglesia, y a su época, patrística.

Bajo este dominio, los teólogos patrísticos hicieron suyos los problemas especulativos e hicieron todo por afianzar y diseminar su doctrina, influyendo poderosamente en el mundo latino. Es así como la Iglesia sustituye al Estado paulatinamente, mientras el Imperio de disolvía. El otro Imperio, el Bizantino, duraría otros mil años, pero alejado de la influencia patrística.   

Después de tanta cruel persecución, sobre todo en la época de Nerón, la religión cristiana se hace oficial, luego de la conversión del emperador Constantino, a principios del siglo IV. Después de esto, durante un tiempo se permitió el paganismo, pero esto no duraría.

FIN DEL PAGANISMO

La aristocracia romana, que ya estaba en decadencia, practicaba aún el culto pagano y antropomórfico heredado de los griegos, pero el tiempo pasaba y la patrística cobraba fuerzas.

El 90 por ciento de los aristócratas practicaban aún el paganismo, hasta que apareció Ambrosio, obispo de Milán, quien totalmente convencido de su credo, hizo patente su intolerancia. Comenzó afirmando que la religión cristiana era la única verdadera y agregó que las demás debían ser destruidas. Se ocupó de que todos sean obligados a practicarla, cosa que logró al punto de que su tesis permaneció inalterada hasta finales de la Edad Media, quinientos años después de la caída del Imperio.

Para ahondar más la cuestión, el emperador Teodosio se lanzó a favor del obispo y declaró sin más la eliminación del paganismo, prohibiendo que alguien la practique ni en público ni en privado. Así el cristianismo, de perseguido, se convirtió en gran perseguidor.

¿Qué hicieron los nobles romanos? Pues lucharon denodadamente por mantener la antigua religión y tomando armas, presentaron pelea. Vano intento, pues tras ser derrotados, la mayoría de los insurrectos fueron ejecutados sin merced. Aquel mandamiento de "No matar", no funcionó para nada. De ese modo, el emperador se ganó el repudio del partido de la aristocracia, y del senado.

DECADENCIA Y FIN

Pero ¿qué demonios estaba pasando? Pues que Teodosio no sabía qué camino tomar. Su situación no era simplemente religiosa. Pasaba que ya no había como antaño suficientes tropas para resguardar las fronteras del Imperio.

La nobleza ya no se avenía a tomar las armas para defenderlo y tampoco los plebeyos querían hacerlo. Mientras, el peligro de invasión de los pueblos germanos se volvía inminente.

Se avecinaba un nuevo reto de mayúsculo peligro. En otros tiempos, participar en una guerra, traía la oportunidad de hacer esclavos, apoderarse de un buen botín y hasta de divertirse cometiendo todo tipo de abusos y destrozos. Ahora, la gran mayoría de la población estaba compuesta por romanos con derechos.

¿En qué consistía pelear contra los bárbaros? Pues en defender posiciones sobre el Rhin, sin ningún premio y enfrentar gratis un peligro mortal. ¿Cómo encajaban los cristianos en todo esto?, pues tampoco querían guerrear esgrimiendo razones morales. En resumen, nadie estaba dispuesto a pelear. Ese era el problema de Teodosio, quien pensaba que sólo contaba con la Iglesia para contener a los germanos.

Tenía, indudablemente, la Iglesia un inmenso poder político y el emperador logró apaciguar por un tiempo a las tribus bárbaras, pero la ineptitud de sus sucesores desarrolló los conflictos, y la caída definitiva del Imperio romano se hizo inevitable, lo que sucedió a finales del siglo V. Comenzaba la Edad Media.
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