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En las ciudades italianas del Renacimiento, el poder económico de los mercaderes y banqueros estimulaban la creación en el arte, la ciencia y la técnica. El saber y las habilidades prácticas eran premiados.
En los manuscritos que se conservan en los museos de Europa están registrados los productos de su inventiva, desde máquinas hidráulicas hasta elaborados estudios sobre el vuelo de las aves, el feto humano o la construcción de una ciudad ideal.
Para construir la ciudad ideal hacían falta instrumentos, por eso diseñó fenomenales excavadoras montadas sobre rieles; grúas gigantescas; distintos tipos de barrenas para colocar postes; sistemas de esclusas manejables desde la orilla y dragas que tenían dispositivos para regular la profundidad de excavación.
Leonardo y la pintura
Si hay en el mundo una pintura famosa, esa es la Gioconda, una joven burguesa. Leonardo plasmó una imagen, que a través de los años sigue siendo admirada por sus valores pictóricos e inspiradora de análisis e interpretaciones de su célebre y enigmática sonrisa.
En 1841 pintó San Jerónimo, nunca terminó, igual que la Adoración de los Reyes Magos. En 1496 termina su gran obra, el mural de La Ultima Cena, en el convento de Santa María de las Gracias. En 1501 empieza a pintar La Virgen y Santa Ana, termina nueve años después. En 1505 pinta Leda con el cisne. En 1512, San Juan en el desierto y La Gioconda.