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No obstante, este producto se presenta como una interesante alternativa, ya que aquellas personas alérgicas a las proteínas de la leche vacuna encuentran en la leche caprina un buen sustituto.La leche de cabra es muy recomendada para las personas alérgicas y convalecientes, también para los recién nacidos que no asimilan la leche materna.
Tradicionalmente, la leche de cabra ha sido utilizada como sustituto de la leche materna y de vaca en aquellos bebés y niños que no podían asimilar estos lácteos al beberlos.
En la actualidad, su utilización se ha extendido debido a sus propiedades digestivas, y se recomienda a aquellas personas con alteraciones gástricas y úlceras, al igual que para la dieta de personas convalecientes.
La grasa de la leche de cabra es más digestible que la de vaca, debido a que sus glóbulos de grasa son más pequeños y más fácilmente asimilables por los jugos digestivos. Esta ventaja la convierte en una buena opción para niños, ancianos y personas que sufren de trastornos gástricos, como digestiones pesadas y úlceras. Además, el pequeño tamaño de la grasa hace que los glóbulos queden en suspensión en vez de flotar hacia la superficie y formar la nata.
La leche de cabra contiene niveles muy bajos de lactosa, el azúcar propio de la leche, por lo que puede resultar muy útil para personas intolerantes a la lactosa.
Existen estudios que demuestran que algunas personas con afecciones de las vías respiratorias, como el asma, han logrado mejorías consumiendo esta leche, ya que tienden a fabricar menos mucosidad que con la leche de vaca.
La leche de cabra es un lácteo compuesto fundamentalmente por agua. Tiene un bajo aporte calórico por la cantidad de hidratos de carbono y grasas. Aporta proteínas de muy buena calidad. En cuanto a vitaminas y minerales, la leche de cabra destaca en calcio y vitamina D, sustancias esenciales para la formación de huesos que ayudan a prevenir enfermedades como la osteoporosis. También contiene un aporte destacado de vitamina B2 o riboflavina, y de vitamina A.
(*) Técnico especialista
en cría de cabras.
Tradicionalmente, la leche de cabra ha sido utilizada como sustituto de la leche materna y de vaca en aquellos bebés y niños que no podían asimilar estos lácteos al beberlos.
En la actualidad, su utilización se ha extendido debido a sus propiedades digestivas, y se recomienda a aquellas personas con alteraciones gástricas y úlceras, al igual que para la dieta de personas convalecientes.
La grasa de la leche de cabra es más digestible que la de vaca, debido a que sus glóbulos de grasa son más pequeños y más fácilmente asimilables por los jugos digestivos. Esta ventaja la convierte en una buena opción para niños, ancianos y personas que sufren de trastornos gástricos, como digestiones pesadas y úlceras. Además, el pequeño tamaño de la grasa hace que los glóbulos queden en suspensión en vez de flotar hacia la superficie y formar la nata.
La leche de cabra contiene niveles muy bajos de lactosa, el azúcar propio de la leche, por lo que puede resultar muy útil para personas intolerantes a la lactosa.
Existen estudios que demuestran que algunas personas con afecciones de las vías respiratorias, como el asma, han logrado mejorías consumiendo esta leche, ya que tienden a fabricar menos mucosidad que con la leche de vaca.
La leche de cabra es un lácteo compuesto fundamentalmente por agua. Tiene un bajo aporte calórico por la cantidad de hidratos de carbono y grasas. Aporta proteínas de muy buena calidad. En cuanto a vitaminas y minerales, la leche de cabra destaca en calcio y vitamina D, sustancias esenciales para la formación de huesos que ayudan a prevenir enfermedades como la osteoporosis. También contiene un aporte destacado de vitamina B2 o riboflavina, y de vitamina A.
(*) Técnico especialista
en cría de cabras.