Cargando...
Cuando esta posibilidad se verifica, nos encontramos con el hecho de las drogas. Este hecho puede ser interpretado de muchas maneras: Como una relación patológica; como un deseo o búsqueda de placer; o, simplemente, como evasión.
1. Como relación patológica: En este caso se habla de toxicomanía. En esta interpretación, lo importante es la relación de dependencia, con la falta de libertad entre la persona y una sustancia determinada. En esta situación de dependencia puede hablarse de un espectro progresivo y continuo, que va desde la utilización normal hasta la dependencia patológica (adicción), pasando por una progresiva intensificación del hábito. Su forma patológica recibe el nombre de toxicomanía, nombre preferido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
2. Como un deseo o búsqueda de placer: En esta interpretación, lo decisivo está en la apetencia de goce. El hombre prolonga así sus posibilidades normales de gozar. Tal es la perspectiva de la moral tradicional, que coloca estos problemas dentro de la virtud de la templanza.
3. Como evasión: La evasión es una manera de escapar de la realidad para vivir en la inacción. Otros formulan esta interpretación como un intento de provocar un cambio de situación de la persona, recurriendo a un procedimiento más económico desde el punto de vista psíquico: la evasión mediante el uso de tóxicos.
El fenómeno de las drogas está en relación directa con la crisis de civilización. El mundo actual vive una profunda crisis de valores, de ideales, de certezas. El hombre moderno se encuentra sin hogar significativo. Este vacío moral, inherente a la crisis de la actual civilización, se manifiesta: en el afán meramente consumista; en el deseo de experimentarlo todo a costa de cualquier precio; en la actitud de protesta sin sentido preciso; en el montaje social competitivo; en la armonía como forma ordinaria de vida.
La droga es un indicador privilegiado -causa y efecto- de la crisis de civilización y del correspondiente vacío moral. Es, por tanto, necesario conseguir una civilización moralizada, una sociedad con tarea, con programa vital. En un contexto moralizado sería difícil la extensión de la droga.
El vacío moral se manifiesta a través de las estructuras sociales. La droga manifiesta profundas carencias éticas en la sociedad actual. El camino de la droga -desde la producción al consumo pasando por el tráfico comercial- es uno de los caminos de la injusticia social.
He aquí algunas manifestaciones de su inmoralidad:
a) La utilización política de la droga, tanto de signo revolucionario como estabilizador: para sufragar el coste de movimientos revolucionarios o por intereses geopolíticos.
b) Los intereses económicos: hay una relación directa entre geografía de la droga y de la pobreza. Por otra parte, la droga favorece a multinacionales, a los grandes narcotraficantes, con capacidad para desafiar a los gobiernos. Existe un sórdido comercio de la droga, tanto el realizado a gran escala como el llevado a cabo por pequeños intermediarios. El negocio de la droga está vinculado con las bandas mafiosas.
c) La droga tiene una evidente vinculación con el mundo de la violencia y de la muerte. Vinculación que se manifiesta en la criminalidad del drogadicto o de las bandas organizadas internacionalmente de carácter mafioso, en la convivencia entre droga y movimientos terroristas.
El fenómeno de las drogas está en relación directa con la crisis de civilización. El mundo actual vive una profunda crisis de valores, de ideales, de certezas. El hombre moderno se encuentra sin hogar significativo. Este vacío moral, inherente a la crisis de la actual civilización, se manifiesta: en el afán meramente consumista; en el deseo de experimentarlo todo a costa de cualquier precio; en la actitud de protesta sin sentido preciso; en el montaje social competitivo; en la armonía como forma ordinaria de vida.
La droga es un indicador privilegiado -causa y efecto- de la crisis de civilización y del correspondiente vacío moral. Es, por tanto, necesario conseguir una civilización moralizada, una sociedad con tarea, con programa vital. En un contexto moralizado sería difícil la extensión de la droga.
El vacío moral se manifiesta a través de las estructuras sociales. La droga manifiesta profundas carencias éticas en la sociedad actual. El camino de la droga -desde la producción al consumo pasando por el tráfico comercial- es uno de los caminos de la injusticia social.
He aquí algunas manifestaciones de su inmoralidad:
a) La utilización política de la droga, tanto de signo revolucionario como estabilizador: para sufragar el coste de movimientos revolucionarios o por intereses geopolíticos.
b) Los intereses económicos: hay una relación directa entre geografía de la droga y de la pobreza. Por otra parte, la droga favorece a multinacionales, a los grandes narcotraficantes, con capacidad para desafiar a los gobiernos. Existe un sórdido comercio de la droga, tanto el realizado a gran escala como el llevado a cabo por pequeños intermediarios. El negocio de la droga está vinculado con las bandas mafiosas.
c) La droga tiene una evidente vinculación con el mundo de la violencia y de la muerte. Vinculación que se manifiesta en la criminalidad del drogadicto o de las bandas organizadas internacionalmente de carácter mafioso, en la convivencia entre droga y movimientos terroristas.