Las caravanas y la fiebre del oro

Eran grandes carromatos tirados por bueyes, atestados de utensilios.

Detrás de los comerciantes vinieron los colonos. Se establecieron en Texas, una tierra concedida a un americano Stephen Austin, por los mexicanos. En 1839 llegaron más colonos a Oregón, y cinco años más tarde a California.

Lo que necesitaban para el largo y pesado viaje tenían que llevarlo en las carretas. Llevaban alimentos, para vivir de cinco a seis meses: tocino salado, harina, maíz, azúcar, café y animales vivos; herramientas para las reparaciones: hachas, cuchillos, martillos, etc; mantas, ropas, municiones, elementos de costura, jabón y velas.

Era un viaje agotador. Las carretas se averiaban y el ganado solía morir por falta de agua. En 1848 se descubrió oro en la tierra de John Sutter, un rico terrateniente californiano. La noticia se extendió y muchos emigrantes se trasladaron a esas tierras.

Más de 50.000 hombres se esparcieron por California, los indios fueron expulsados de sus tierras cuando se propagó la fiebre del oro. Trataron de resistir, pero en 30 años, el modo de vida nómada de los indios de las llanuras desapareció.

Las principales sendas conducían al oeste. Los buscadores de oro se esparcían por montañas y desiertos. Los mineros desafiaron el helado Yukón en el noroeste de Canadá, cuando allí se encontró oro. Nacían ciudades construidas de cabañas.

La última frontera
Las ciudades nacieron a lo largo de la costa oeste. Creció la necesidad de mejores comunicaciones a través del continente. En 1860, el Pony Express había empezado a llevar correo a lo largo de la senda de California. Las cartas se transportaban en bolsas de cuero, que pasaban de jinete en jinete.

En 1862 se extendieron hilos telegráficos de costa a costa. Los indios atacaban las caravanas, los correos y cortaban los hilos telegráficos. Pero vino algo que no pudieron parar: el ferrocarril. En 1866, la Unión Pacif empezó a construir el primer ferrocarril a través de las praderas.

Los sioux y otros indios lucharon desesperadamente contra la gran matanza de búfalos y la ocupación de sus tierras de caza. Pero el ferrocarril trajo al ejército, y los indios fueron reducidos y enviados a las reservas. El ferrocarril había conquistado la última frontera.






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