La teoría de la modernización

El sentimiento del progreso como algo natural en la sociedad, en que creían nuestros abuelos del siglo pasado, dio paso primero, a la idea de la evolución de las sociedades y, posteriormente, adentrándonos en este siglo, a la convicción de que el progreso y la evolución social podrían alcanzarse por medio del esfuerzo voluntario, intencional y planificado (lo que corrientemente llamamos políticas de desarrollo).

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El primer modelo o paradigma del desarrollo que conoceremos será el que fue llamado la Teoría de la Modernización, la que fue muy influyente en el mundo subdesarrollado, durante las décadas de los años 50 y 60 (y que en muchos países de América Latina fue despectivamente llamada desarrollismo).

Básicamente la teoría de la Modernización estaba enraizada en las teorías económicas de J. M. Keines, economista británico, y en la sociología norteamericana inmediata a la posguerra.

La Teoría de la Modernización ha sido corrientemente identificada con las posiciones neoevolucionistas de las ciencias sociales. En estas se sostienen que las sociedades humanas pasan por un lento proceso de evolución durante el cual las instituciones sociales se hacen más y más complejas, adquieren más conocimiento de sí mismas y del ambiente mundial, y son capaces de satisfacer mayores demandas de bienes para la producción y reproducción de sí mismas. Distintas razones históricas hacen que unas sociedades sean más avanzadas que otras.

La teoría supone que para que las sociedades menos avanzadas en materias sociales, económicas y culturales es decir, menos desarrolladas lleguen a ser iguales a las desarrolladas, deben pasar en forma acelerada, consciente y por voluntad de sus gobernantes (lo que implica la planificación social), por una transición igual de etapas de desarrollo, que las etapas vividas por los países más evolucionados (o desarrollados) social, económica y culturalmente.

El significado semántico de los términos desarrollo y evolución inargüiblemente introducen la especificación de crecimiento en la descripción del cambio. La palabra desarrollo convierte en términos pares a cambio con crecimiento, y como veremos, explica el crecimiento en términos de cambio y a su turno, explica el cambio en términos de crecimiento.

La palabra crecimiento tiene un referente solo cuantitativo: se refiere a una expansión, a un aumento, a más de cualquier cosa que uno determina que es el sujeto del crecimiento, sea esto un objeto, organismo biológico o formas sociales. Pero la palabra cambio tiene un referente cualitativo: se refiere a una diferencia en el carácter de lo que sea que uno ha decidido que sea el sujeto del cambio.

Al establecer una conexión lógica entre crecimiento y cambio en las palabras desarrollo y evolución estamos infiriendo que un cambio cuantitativo de la vida social, en algún punto requiere un cambio cualitativo de la misma, de manera que pueda sostener e impulsar mayores cambios futuros de crecimiento cuantitativo y cambio de la vida social, y así continuar y continuar.

De acuerdo con Normal Long (1977), de los varios intentos por formular un modelo que describiera el proceso de cambio desde una sociedad tradicional no desarrollada a otra, desarrollada y moderna, “Neil Smelser (1963), basado en la idea de la diferenciación estructural es quizás el más elegante”. Para él, una economía y sociedad desarrollada se caracteriza como una estructura altamente diferenciada, y una subdesarrollada como una que carece relativamente de diferenciación, por lo tanto, los cambios se centran en los procesos de diferenciación en sí mismos. Agrega Long que, por diferenciación, Smelser quiere decir el proceso por el cual se establecen unidades sociales más especializadas y más autónomas, ocurriendo en esferas diferentes: economía, familia, el sistema político y las instituciones religiosas.

Neil J. Smelser hace una proposición que resume las posiciones de sus colegas, entre las que sobresalía ampliamente la influencia de la corriente funcionalista estructural de Talcott Parson. Smelser propone que “El desarrollo económico generalmente se refiere al crecimiento de producción per cápita de población”, para el propósito de analizar la relación entre crecimiento económico y estructura social, es posible aislar los efectos de varios procesos interrelacionados, técnicos, económicos y ecológicos, que frecuentemente acompañan al desarrollo.

Estos diversos procesos ocurren a menudo simultáneamente, pero no es necesariamente el caso. Algunas mejoras tecnológicas, por ejemplo, el uso de semillas mejoradas pueden ser introducidas sin producir cambios organizacionales automática e instantáneamente; la agricultura puede ser comercializada sin una industrialización que la acompañe, como en muchos países coloniales. La industrialización puede ocurrir en villas y las ciudades pueden proliferar en ausencia específica de una industrialización significante. Más aun, las consecuencias específicas del avance tecnológico, agricultura comercializada, la fábrica y la ciudad respectivamente, no son necesariamente reducibles las unas a las otras en ningún sentido.

A pesar de tales diferencias, los cuatro procesos tienden a afectar a la estructura social en forma similar. Todos dan lugar a los siguientes tipos de cambios estructurales que se ramifican a través de toda la sociedad.

Cambios del desarrollo

Según Smelser y el estructural funcionalismo, el desarrollo en estos términos produce los siguientes cambios en la sociedad:

1. Diferenciación estructural al desarticular las instituciones culturales de la sociedad tradicional.

2. Integración en una nueva sociedad.

3. Disturbios sociales causados por la integración desigual.

Explicado en detalle:

1. Diferenciación estructural, o el establecimiento de unidades sociales más especializadas y más autóctonas, las que son ilustrables en diferentes esferas, como son: la economía, la familia, la religión y la estratificación social.

2. Integración, la que cambia su carácter a medida que el antiguo orden social se hace obsoleto por el proceso de diferenciación. El estado, la ley, las agrupaciones políticas y otras asociaciones son particularmente sobresalientes en esta integración.

3. Los disturbios sociales, histeria masiva, brotes de violencia, movimientos religiosos y políticos, etc. que reflejan la marcha dispareja de la diferenciación e integración.

Rostow y las etapas del crecimiento económico

Algunas propuestas teóricas de la modernización son ampliamente elaboradas y se confiaba poco en una simple dicotomía. Por lo tanto, se prefería demarcar una serie de etapas de desarrollo histórico que sirviera de base para saber por cuál de ellas iba transitando un país en desarrollo o subdesarrollado.

La mejor conocida de estas propuestas es el esquema de 5 etapas presentadas por W. W. Rostow, modelado explícitamente a partir de un análisis de la revolución industrial británica, donde se dice que en el paso (o evolución) de un país o nación desde la etapa tradicional a la moderna-industrial, una nación o país debe transitar por las siguientes etapas: 1- sociedad tradicional, 2- condiciones previas al impulso inicial, 3- el impulso inicial, 4- la marcha hacia la madurez, y 5- la sociedad de consumo de masas (o moderna). Todos estos pasos son eminentemente económicos.

El análisis de Rostow se centra en la idea de crear una tasa de inversión de capital en la sociedad, que alcance un punto en que el crecimiento (o proceso de desarrollo) se vuelva “automático” (lo que hoy día llamaríamos un proceso de desarrollo sostenido).

La propuesta de Rostow, que en gran medida apela a un desarrollo endógeno, es decir, a partir de recursos propios del país, recibió muchas críticas, en primer lugar, por basarse en un proceso particular, la Revolución Industrial británica, la que tenía sus propias condiciones históricas y sociales (Rostow era un evolucionista y estos creen que todas las sociedades deben pasar por el mismo proceso). Segundo, porque el desarrollo endógeno es considerado casi imposible en los tiempos modernos, debido a la gran interdependencia existente entre los diversos países y regiones del mundo. Tercero, gran parte del desarrollo actual de los países ricos se logró con el aporte de la riqueza de sus excolonias, mientras que los países subdesarrollados actuales no tienen colonias que explotar.

El argumento de “los factores faltantes en el tercer mundo”

Dado el paradigma evolucionario dominante, en cuanto a explicar por qué el Occidente se ha desarrollado, no así el resto del mundo, los investigadores se dedicaron a buscar algún factor faltante que estuviera ausente en las sociedades subdesarrolladas (como se solía llamarles antes) del Tercer Mundo y diera cuenta de la falla en lograr el crecimiento económico que estaría identificando a las sociedades desarrolladas. Se sugirieron varias explicaciones opuestas para el rol de “factor faltante”.
Hettne (1982) agrega que “las barreras al desarrollo se encontraron en (la cultura de) los sectores tradicionales, con las teorizaciones que continuaron en la década de los años 60, estas barreras fueron identificadas en varios factores sociológicos, psicológicos y políticos, llamados a menudo factores no económicos (o faltantes) por los economistas del desarrollo”.

La transición de un estado tradicional a uno moderno presuponía cambios en actitudes, a veces definidos como “vacíos” (Lerner, 1962), a veces “necesidades de logro” (Mc Lelland, 1962), lo mismo que en instituciones sociales y políticas.

Un tipo de respuestas a estos problemas de la modernización es la noción de la existencia de ciertas actitudes “modernas”.
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