En España, es algo superior al 20%, mientras que en Italia, donde el ingreso de los estudiantes al sistema es abierto, el abandono de las carreras universitarias bordea el 60%. En Paraguay, la situación es menor, pero ninguna institución está exenta de estas cifras negras.
La deserción universitaria
La disconformidad, malos resultados académicos o la terrible situación económica por la cual pasa nuestro país influyen en que los alumnos abandonen su carrera antes de terminarla. El costo es alto, pero se puede evitar.
Los datos son alarmantes, los motivos múltiples y mucho de ellos comprensibles.
Pero sigue siendo una situación preocupante, que alarma a los expertos, la escasa orientación que reciben los estudiantes y lo vulnerable que pueden ser estos ante factores como una baja nota o un mal profesor. Un problema que no es nuevo y que tiene diferentes aristas en otros países. Según cifras de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD), que agrupa a los principales países desarrollados, en Estados Unidos la deserción a lo largo del ciclo del college está en torno al 35%. En España, es algo superior al 20%; mientras que en Italia, donde el ingreso de los estudiantes al sistema es abierto, el abandono de los estudiantes bordea el 60%. En Paraguay, la situación es menor, pero ninguna institución está exenta de estas cifras negras.
Mejor, pensarlo dos veces . Algunos expertos afirman que este es un problema que está vinculado a la calidad de los estudiantes, sobre todo después de revisar la deserción de primer año de las carreras más exigentes, como Medicina y Odontología, que tienen las renuncias más bajas. Por el contrario, el abandono en Ingeniería Civil y Arquitectura es de un nivel muy superior. Cifras que alarman a padres e instituciones. Y no sólo por el bolsillo de los papás.
¿Qué los motiva?
Una de las razones es el agobio que les produce a los estudiantes estar en un programa académico que no conocen. Un cansancio que aumenta cuando se trata de una segunda opción, sostiene José López, director de Política Académica de la Universidad Católica de Chile. Hay personas que se van porque no pueden con la carga académica. Pero, sin duda, la mayor causal es la inconformidad, la insatisfacción con la carrera y con la universidad, afirma. El facultativo dice que este descontento se genera cuando los jóvenes crean una imagen inexistente de las carreras, basadas en suposiciones o publicidad que no tienen que ver con la realidad. Y existe una importante intolerancia a la frustración, donde los jóvenes abandonan una carrera porque les fue mal en un ramo o tuvieron un problema con un profesor. Una visión bastante adolescente de la vida, porque no todo es tan fácil, asegura.
Tips para no engañarse Informarse de manera disgregada acerca de una carrera y de una institución. La información poco convencional está muy prejuiciada. No siempre los rankings o las acreditaciones son tan útiles, pues, una vez que todas las universidades estén acreditadas, no habrá criterios que las diferencien. Es relevante saber qué es importante para cada alumno y si ese aspecto es satisfecho por la universidad y la carrera. Sobre todo, los padres, profesores y los mismos alumnos deben bajar un poco las expectativas acerca del pregrado que estudian. No todo es placentero. No todo lo que uno hace le encanta, pero esa no es excusa para abandonar algo que uno eligió.
La deserción universitaria
La disconformidad, malos resultados académicos o la terrible situación económica por la cual pasa nuestro país influyen en que los alumnos abandonen su carrera antes de terminarla. El costo es alto, pero se puede evitar.
Los datos son alarmantes, los motivos múltiples y mucho de ellos comprensibles.
Pero sigue siendo una situación preocupante, que alarma a los expertos, la escasa orientación que reciben los estudiantes y lo vulnerable que pueden ser estos ante factores como una baja nota o un mal profesor. Un problema que no es nuevo y que tiene diferentes aristas en otros países. Según cifras de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD), que agrupa a los principales países desarrollados, en Estados Unidos la deserción a lo largo del ciclo del college está en torno al 35%. En España, es algo superior al 20%; mientras que en Italia, donde el ingreso de los estudiantes al sistema es abierto, el abandono de los estudiantes bordea el 60%. En Paraguay, la situación es menor, pero ninguna institución está exenta de estas cifras negras.
Mejor, pensarlo dos veces . Algunos expertos afirman que este es un problema que está vinculado a la calidad de los estudiantes, sobre todo después de revisar la deserción de primer año de las carreras más exigentes, como Medicina y Odontología, que tienen las renuncias más bajas. Por el contrario, el abandono en Ingeniería Civil y Arquitectura es de un nivel muy superior. Cifras que alarman a padres e instituciones. Y no sólo por el bolsillo de los papás.
¿Qué los motiva?
Una de las razones es el agobio que les produce a los estudiantes estar en un programa académico que no conocen. Un cansancio que aumenta cuando se trata de una segunda opción, sostiene José López, director de Política Académica de la Universidad Católica de Chile. Hay personas que se van porque no pueden con la carga académica. Pero, sin duda, la mayor causal es la inconformidad, la insatisfacción con la carrera y con la universidad, afirma. El facultativo dice que este descontento se genera cuando los jóvenes crean una imagen inexistente de las carreras, basadas en suposiciones o publicidad que no tienen que ver con la realidad. Y existe una importante intolerancia a la frustración, donde los jóvenes abandonan una carrera porque les fue mal en un ramo o tuvieron un problema con un profesor. Una visión bastante adolescente de la vida, porque no todo es tan fácil, asegura.
Tips para no engañarse Informarse de manera disgregada acerca de una carrera y de una institución. La información poco convencional está muy prejuiciada. No siempre los rankings o las acreditaciones son tan útiles, pues, una vez que todas las universidades estén acreditadas, no habrá criterios que las diferencien. Es relevante saber qué es importante para cada alumno y si ese aspecto es satisfecho por la universidad y la carrera. Sobre todo, los padres, profesores y los mismos alumnos deben bajar un poco las expectativas acerca del pregrado que estudian. No todo es placentero. No todo lo que uno hace le encanta, pero esa no es excusa para abandonar algo que uno eligió.