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Justiniano concebía el poder político como de origen divino, de modo que el que investía aquel era el representante de Dios en la tierra. El Imperio es una universalidad y lo es también la Iglesia, por modo que el campo de ambos coincide necesariamente. Dentro de este concepto del poder político, corresponde al emperador la tarea de defender y exaltar la única fe, resultando de todo ello que el triunfo del derecho y de la Iglesia universal significa la afirmación de un único principio, de una única concepción político-religiosa.
Inspirado en estas ideas fundamentales, Justiniano acometió la gran empresa de procurar la restauración de la unidad territorial del imperio, la reconstrucción de la unidad religiosa, la reorganización de la administración, y en el campo legislativo, la instauración de un nuevo ordenamiento que permitiera la reconstrucción de todo el sistema de derecho.
En el orden político, Justiniano tropezó con el problema de la desmembración del imperio. Por una parte, el Occidente estaba en poder de las tribus germánicas desde medio siglo antes, y había que procurar la reconquista de los territorios invadidos por los bárbaros; y por la otra, Oriente, que había perdido totalmente sus vínculos territoriales y culturales con Roma.
En el orden religioso, Justiniano se mostró dominado por establecer la unidad de creencias y para conseguirlos trató de imponer a todos sus súbditos, aun por la fuerza, el cristianismo ortodoxo. Llevó su resolución al colmo de intervenir personalmente en las controversias, cometiendo injusticias y arbitrariedades que provocaron reacciones violentas. Desató una tenaz persecución a los elementos no cristianos, especialmente los herejes y los judíos, hasta que una reacción de los perseguidos llegó a poner en peligro, en el año 532, la estabilidad del mismo emperador en el poder.
La obra legislativa de Justiniano está formada por el Código, el Digesto, las Pandectas, Institutas y Novelas. A este conjunto se da el nombre Corpus Iuris Civilis a partir del siglo XII, aproximadamente, pues hasta entonces las diversas partes eran conocidas independientemente, a medida que aparecían los manuscritos que acreditaban su existencia.
El programa legislativo de Justiniano debió desarrollarse por etapas y su realización significó la reconstrucción de todo el sistema de derecho y se completó en el breve lapso de cinco años.
Inspirado en estas ideas fundamentales, Justiniano acometió la gran empresa de procurar la restauración de la unidad territorial del imperio, la reconstrucción de la unidad religiosa, la reorganización de la administración, y en el campo legislativo, la instauración de un nuevo ordenamiento que permitiera la reconstrucción de todo el sistema de derecho.
En el orden político, Justiniano tropezó con el problema de la desmembración del imperio. Por una parte, el Occidente estaba en poder de las tribus germánicas desde medio siglo antes, y había que procurar la reconquista de los territorios invadidos por los bárbaros; y por la otra, Oriente, que había perdido totalmente sus vínculos territoriales y culturales con Roma.
En el orden religioso, Justiniano se mostró dominado por establecer la unidad de creencias y para conseguirlos trató de imponer a todos sus súbditos, aun por la fuerza, el cristianismo ortodoxo. Llevó su resolución al colmo de intervenir personalmente en las controversias, cometiendo injusticias y arbitrariedades que provocaron reacciones violentas. Desató una tenaz persecución a los elementos no cristianos, especialmente los herejes y los judíos, hasta que una reacción de los perseguidos llegó a poner en peligro, en el año 532, la estabilidad del mismo emperador en el poder.
La obra legislativa de Justiniano está formada por el Código, el Digesto, las Pandectas, Institutas y Novelas. A este conjunto se da el nombre Corpus Iuris Civilis a partir del siglo XII, aproximadamente, pues hasta entonces las diversas partes eran conocidas independientemente, a medida que aparecían los manuscritos que acreditaban su existencia.
El programa legislativo de Justiniano debió desarrollarse por etapas y su realización significó la reconstrucción de todo el sistema de derecho y se completó en el breve lapso de cinco años.