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La Luna no cambia de volumen, y sus fases y distintos aspectos dependen del lugar de la órbita donde se halla situada.
Siguiendo la costumbre inveterada, iniciaremos la descripción por el momento en que el astro nos resulta visible.
a) La Luna se encuentra en conjunción, o sea, se halla situada entre el Sol y la Tierra; la parte iluminada es la opuesta a la de nuestro planeta, lo que hace la llamada Luna nueva.
b) La Luna está en cuadratura, lo que ocurre pocos días más tarde -aproximadamente una semana después de la Luna nueva-. Las rectas que respectivamente unen a la Tierra con la Luna y el Sol forman un ángulo de 90º. Se trata del primer cuarto, o cuarto creciente.
c) La Luna se halla en oposición, es decir, la Tierra se encuentra entre la Luna y el Sol que ilumina con sus rayos la cara dirigida hacia nuestro planeta. Se encuentra en la fase de Luna llena, de luminosidad, suele ser llamada también Luna vieja.
d) La Luna está de nuevo en cuadratura, esta vez por el lado opuesto al anterior. Es la fase de cuarto menguante, y el astro irá tomando la forma de C.
Antes de concluir el ciclo completo de sus fases y que la Luna vuelva a ser nueva, ha dado una vuelta completa alrededor de la Tierra, mientras ha girado sobre su eje durante ese mismo espacio de tiempo, por lo que vuelve a ofrecer a nuestro planeta la misma cara.
Esta revolución sideral dura exactamente 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11,5 segundos. No ha de confundirse con la prolongada revolución sinódica a la que antes hemos hecho referencia, y cuya mayor duración se debe al hecho de que nuestro planeta no se mantiene inmóvil y avanza con un movimiento anti-horario sobre la eclíptica, por lo cual, para que se produzca la nueva conjunción, la Luna ha de efectuar un movimiento suplementario en su recorrido.