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Betty Figueredo, las hermanas Zorrilla, el trío Los Líricos, César Báez, entre otros, brillaron y lograron los primeros premios.VILLARRICA (Juan Carlos Decoud Fernández, corresponsal). "En el anterior festival del folclore de 1968 habíamos obtenido mención de honor. Para 1970 nos preparamos mejor; ensayamos coreografías con los temas La Galopera y Las Palomitas; mi hermana Adriana bailaba sosteniendo siete botellas y, según el diario La Tribuna de esa época, fue la primera en el Paraguay en lograr ese desafío", relató emocionada Honorina Zorrilla.
De ese festival surgió la famosa cantante Betty Figueredo, quien logró el primer premio en la categoría solista de canto. Zorrilla relató que en ese momento se realizaba un congreso de empresarios petroleros en el Hotel Casino Itá Enramada.
"Los organizadores de ese evento llegaron hasta el estadio del Olimpia para contratarnos a Betty (Figueredo) y a nosotras para animar su encuentro; nos ofrecían buena cantidad de dinero en dólares, pero nuestro padre no aceptó porque, según él, estábamos para representar a Villarrica y no para hacer plata; sin embargo, nuestra compañera cantante sí aprovechó la oportunidad y se consagró como una gran estrella", recordó.
Honorina Zorrilla también recordó a Los Líricos, conjunto ganador de la medalla de oro en la categoría trío. "Tenía un nivel de interpretación admirable que revolucionó la música en Villarrica", comentó la actual directora de cultura de la Comuna.
Milciades Morínigo, primera voz de Los Líricos, relató emocionado su experiencia con esa emblemática agrupación. "Yo venía de ser ganador como solista en el festival nacional de 1968 y, para el tercer festival, nos unimos con Alejo Garay y Carlitos Decoud, con quienes creamos un trío con una modalidad muy distinta. Yo era primera voz, Alejo Garay, con su voz melodiosa y armoniosa, hacía la segunda voz, y Carlitos Decoud cantaba como tercera voz y tocaba el requinto; con esa conjunción logramos una técnica afinada".
Morínigo también recordó que para su éxito fueron muy puntillosos en el uso del equipo de sonido. "Durante una noche entera del espectáculo observamos cómo se desempeñaban los colegas y descubrimos que había que acercarse a tres o cuatro centímetros de cada micrófono; eso nos permitió impactar con todas las voces y la instrumentación. Competimos con las canciones Ñasaindýpe y Alma Guaraní; recuerdo que al final del canto de cada verso se venía una avalancha de ovación del público".
El nivel competitivo del evento fue destacado por todos los premiados. "Los Navegantes de Encarnación y también Alborada de Concepción fueron dos tríos que impactaron durante el festival; además, en la final nos tocó competir con nuestros coterráneos del trío Los Tres del Guairá, quienes habían ganado la medalla de oro en el II Festival Nacional de Folclore de 1968", comentó Morínigo.
En el jurado de la competencia estaban personalidades como Gumersindo Ayala Aquino, Félix Fernández y Wilma Ferreira. Según los participantes, una característica del momento era el nivel de apoyo de las autoridades, quienes se apropiaban con sentido de pertenencia y apoyaban para la adquisición de vestuario, cuerdas, alojamiento y hasta acompañaban en los camarines.
Otro ganador, César Báez, con apenas diez años, obtuvo la medalla de oro como solista de acordeón interpretando el tema Caballería. "El público cubría los cuatro costados del estadio y rodeaba al escenario giratorio que tenía una capacidad para 700 artistas; describió Báez, quien actualmente es abogado, pero sigue dedicándose a la música.
De ese festival surgió la famosa cantante Betty Figueredo, quien logró el primer premio en la categoría solista de canto. Zorrilla relató que en ese momento se realizaba un congreso de empresarios petroleros en el Hotel Casino Itá Enramada.
"Los organizadores de ese evento llegaron hasta el estadio del Olimpia para contratarnos a Betty (Figueredo) y a nosotras para animar su encuentro; nos ofrecían buena cantidad de dinero en dólares, pero nuestro padre no aceptó porque, según él, estábamos para representar a Villarrica y no para hacer plata; sin embargo, nuestra compañera cantante sí aprovechó la oportunidad y se consagró como una gran estrella", recordó.
Honorina Zorrilla también recordó a Los Líricos, conjunto ganador de la medalla de oro en la categoría trío. "Tenía un nivel de interpretación admirable que revolucionó la música en Villarrica", comentó la actual directora de cultura de la Comuna.
Milciades Morínigo, primera voz de Los Líricos, relató emocionado su experiencia con esa emblemática agrupación. "Yo venía de ser ganador como solista en el festival nacional de 1968 y, para el tercer festival, nos unimos con Alejo Garay y Carlitos Decoud, con quienes creamos un trío con una modalidad muy distinta. Yo era primera voz, Alejo Garay, con su voz melodiosa y armoniosa, hacía la segunda voz, y Carlitos Decoud cantaba como tercera voz y tocaba el requinto; con esa conjunción logramos una técnica afinada".
Morínigo también recordó que para su éxito fueron muy puntillosos en el uso del equipo de sonido. "Durante una noche entera del espectáculo observamos cómo se desempeñaban los colegas y descubrimos que había que acercarse a tres o cuatro centímetros de cada micrófono; eso nos permitió impactar con todas las voces y la instrumentación. Competimos con las canciones Ñasaindýpe y Alma Guaraní; recuerdo que al final del canto de cada verso se venía una avalancha de ovación del público".
El nivel competitivo del evento fue destacado por todos los premiados. "Los Navegantes de Encarnación y también Alborada de Concepción fueron dos tríos que impactaron durante el festival; además, en la final nos tocó competir con nuestros coterráneos del trío Los Tres del Guairá, quienes habían ganado la medalla de oro en el II Festival Nacional de Folclore de 1968", comentó Morínigo.
En el jurado de la competencia estaban personalidades como Gumersindo Ayala Aquino, Félix Fernández y Wilma Ferreira. Según los participantes, una característica del momento era el nivel de apoyo de las autoridades, quienes se apropiaban con sentido de pertenencia y apoyaban para la adquisición de vestuario, cuerdas, alojamiento y hasta acompañaban en los camarines.
Otro ganador, César Báez, con apenas diez años, obtuvo la medalla de oro como solista de acordeón interpretando el tema Caballería. "El público cubría los cuatro costados del estadio y rodeaba al escenario giratorio que tenía una capacidad para 700 artistas; describió Báez, quien actualmente es abogado, pero sigue dedicándose a la música.