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Él afirmaba en su libro, palabras más palabras menos, que el hombre -nosotros- descendemos de un tronco común con el de los grandes monos antropomorfos. Interpretaciones van, interpretaciones vienen, esa teoría -por llamarla así- fue interpretada como: El hombre desciende del mono o, de otra forma, estamos emparentados con los monos. No es necesario analizar mucho la frase ni ubicarnos en esa época para determinar el revuelo que causó dicha interpretación. Tal vez las dos características evolutivas más misteriosas son precisamente las de más difícil estudio: ¿Cuándo se irguió el primer homínido?, y ¿cuándo su cráneo permitió el desarrollo cerebral para lograr la inteligencia?
Hace varios millones de años, una criatura pequeña y simiesca murió en una zona boscosa que dominaba el paisaje en Hadar, Etiopía (África). Con el tiempo, sus huesos se fosilizaron y 4,4 millones de años después Tim White, de la Universidad de California; Gen Suwa, de la Universidad de Tokio; y Berbane Asfaw, paleoantropólogo etíope, desenterraron los huesos y anunciaron el descubrimiento del más antiguo integrante de la familia humana: el Australopithecus afarensis.
Las huellas de Laetoli
El volcán Sadiman acababa de escupir otra nube de cenizas que se depositaban lentamente sobre las llanuras de Laetoli, actual Tanzania. Poco después comenzó la lluvia y la ceniza se convirtió en un suave cemento. Un grupo de tres homínidos, tal vez en busca de comida, caminaron sobre el barro y dejaron impregnadas sus huellas. Estas ayudaron a zanjar una de las mayores polémicas de la paleoantropología: ¿cuándo empezaron a caminar los homínidos? Evidentemente, antes del desarrollo y aumento de la capacidad craneal. Los homínidos de Laetoli -de 4 millones de años- eran capaces de andar en dos piernas casi tan fácilmente como un hombre actual.
El primer viajero
Recién con los Homo erectus, cuyos huesos son más largos y la pelvis de tamaño más moderno, se produce una migración del género homínido fuera de África. Hace unos 1,6 millones de años el Homo erectus aprovecha una regresión marina, (proceso por el cual el continente asciende con respecto al nivel del mar) en el estrecho de Sonda y avanza hacia Java.
El hombre de Java y el Hombre de Pekín -ambos Homo erectus- tienen una antigüedad de 1,8 millones de años. Estas criaturas dominaban el fuego, al menos hace un millón de años, y fabricaban instrumentos de piedra.
Más cerebro
A pesar de esto y de la casi seguridad de la edad a la que el hombre adquirió la postura erecta, sin embargo no existe hasta ahora la señal inequívoca de cuándo surgió el hombre actual (Homo sapiens).
Vencedores de una dura batalla
Resulta curioso que en la actualidad solo una especie de homínido -el sapiens- de las muchas que surgieron sea la única existente. Según las evidencias actuales, hace 100.000 años tendríamos hombres de Neandertal en Europa, homínidos en África, Java y China, pertenecientes a Homo erectus; en total, cuatro especies de seres humanos coexistiendo... y ahora hay solo una. ¿Por qué tuvimos éxito? Quizás nuestro cerebro, en términos neuronales, estaba mejor organizado; o dominamos mejor el entorno. La razón aún no la hemos encontrado, así como tampoco al que nos lo demuestre.