La ética y su método

La palabra ética viene del griego ethos , que significa costumbre y la palabra moral viene del latín mos, moris que también significa costumbre. Por lo tanto, como ya se mencionó en capítulo anterior, ética y moral etimológicamente significan lo mismo. Las dos palabras se refieren a las costumbres. Por lo que la definición nominal de ética sería la ciencia de las costumbres.

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Pero lo que en realidad le interesa a la ética, es estudiar la bondad o maldad de los actos humanos, sin interesarse en otros aspectos o enfoques. Por lo tanto, podemos determinar que su objeto material de estudio son los actos humanos, y su objeto formal es la bondad o maldad de dichos actos.

Con esto podemos dar una definición real de la ética como la ciencia que estudia la bondad o maldad de los actos humanos. Con esta definición tenemos que la ética posee dos aspectos: uno, de carácter científico, y otro, de carácter racional.

El carácter científico queda fundamentado en que la ética es una ciencia, pero ¿por qué una ciencia?, ¿por que no una técnica?

Esta duda tenemos que aclararla definiendo lo que es una ciencia. La ciencia es un paradigma fundamentado; paradigma, porque establece un modelo universal o patrón de comportamiento de la realidad, y nos puede decir cómo se va a comportar dicha realidad, o sea, que la ciencia puede predecir el comportamiento de un objeto debido a que proporciona el modelo bajo el cual actúa. Así, pues, la ciencia no nos indica cómo se comporta un objeto, sino cómo “debe” actuar un objeto. Es fundamentado, ya que utiliza el método científico, que es el encargado de corroborar por todos los medios posibles la adecuación del modelo con la realidad.

El modelo inicial que propone la ciencia es una hipótesis, y que gracias al método científico, la hipótesis puede comprobarse, y en ese momento se trata ya de un modelo fundamentado.

En fin, el carácter científico de la ética queda fundamentado en virtud de que esta disciplina presenta un paradigma de conducta valiosa que el hombre debe realizar.

El carácter racional viene por el uso de la razón. La ética no es una ciencia experimental, sino racional ya que fundamenta sus modelos éticos por medio de la razón. Esta razón nos proporciona causas, razones, el porqué de la bondad en una conducta realizada.

Con todo esto se puede decir que a la ética le concierne proporcionar las razones por las que ciertas conductas son buenas y, por lo tanto, dignas de realizarse, también de argumentar en contra de conductas malas como el homicidio, la drogadicción, el engaño, el robo, etc.

* La ética es una ciencia normativa

La ética también es una ciencia normativa, ya que estudia lo que es normal, pero no lo normal de hecho, que es lo que suele suceder, sino lo normal de derecho. O sea, lo que debería suceder, por lo tanto, la ética es una ciencia que estudia lo normal de derecho. Entonces podemos decir, que se está actuando de un modo ético cuando en esta conducta lo normal de hecho coincide con lo normal de derecho.

* El método de la ética

La ética como toda ciencia posee un método por medio del cual se tiene un conocimiento profundo de la conducta humana. El cual consiste en los siguiente pasos:

1. Observación. Este paso también es propio del método científico. La observación no sólo consiste en acercarse al hecho real y percibir a través de los sentidos en forma penetrante y amplia.

2. Evaluación. A partir de la percepción del acto por medio de la observación, se emite un juicio de valor moral, es decir, tratar de catalogar el acto observado dentro de las categorías morales previamente establecidas, estudiadas, como pueden ser: reprobable, honesto, obligatorio, bueno, amable, recomendable, etc. Es necesario que existan matrices de valoración moral para así poder catalogar con más detalle el acto estudiado.

3. Percepción axiológica. En este aspecto se trata de descubrir en forma personal los valores que todavía no se ha sido capaz de descubrir o percibir en este acto. Una vez hecho esto podemos darle un valor al acto estudiado, de acuerdo a una escala de valores.

Los criterios de la conducta humana

A lo largo de su vida el hombre puede utilizar una enorme variedad de criterios orientadores para elegir su propia conducta, aunque muchos de ellos no tengan que ver con la ética y la moral. Pueden distinguirse:

1- El criterio basado en el placer y los instintos. Con este criterio, el hombre, desde niño, busca lo agradable y evita lo desagradable, o sea, buscar placer y evitar dolor. Este nivel de placer instintivo, es el normal entre niños y adultos que no han recibido una educación que les haya mostrado una apertura hacia otros valores superiores. Pero tampoco hay que desechar por completo este criterio cuando se trata de escoger una diversión, pasatiempo o un tema de conversación, ya que este nivel es un auténtico criterio que sirve como orientación en muchos casos de forma legítima.

2- El criterio basado en el súper yo. Este criterio se reconoce con facilidad ya que el sujeto se deja orientar rígidamente por ciertas normas o valores que las autoridades le han inducido desde la infancia. Y como son desde la infancia esas normas y valores ya forman parte del inconsciente del sujeto y por esa razón tienen un carácter autoritario, rígido, exagerado. De hecho, este tipo de criterio impide al sujeto de hacer excepciones cuando se encuentra en una situación dudosa. Por ejemplo: una persona usa un determinado tipo de ropa porque es lo que ve, está de moda o lo que oye en la propaganda; en cambio, no está consciente del origen de las normas y valores inculcados en su infancia por los cuales puede llegar a ser muy puntual, muy aseado o muy ahorrativo.

3- El criterio legal. Este consiste en orientar y dirigir la conducta por medio de normas y leyes establecidas por terceros en algún código. En cierto aspecto este tipo de criterio resulta ser muy cómodo, pues uno puede consultar la ley y decide conforme a ella sin mayor discusión. En atención a dicha ley o conjunto de normas el individuo está dispuesto a contravenir lo que dicen a sus instintos, su inconsciencia (Súper yo) y la presión social. Se puede decir que al hacer esto se tiene cierta garantía del valor de su conducta, sin embargo, el apego y la fidelidad a la ley no constituyen la esencia del valor moral. Con esto podemos decir que pueden llegar a existir verdaderas diferencias entre un código civil y un código moral, los cuales podrían quedar en una verdadera contraposición. Por ejemplo, puede existir una ley que permita el aborto, pero, sin embargo, el individuo en su código moral no lo permite, y podría regirse por ese criterio. O también una persona condenada a varios años en prisión conforme a las leyes de su país, pero es inocente desde el punto de vista de su propia conciencia moral. Encontramos entonces defectos en los niveles anteriores (Súper yo y legal), los cuales son su rigidez y su falta de adecuación a los casos singulares, cuyas características particulares no pueden ser tomadas en cuenta por disposiciones de orden general. Pero no todo es malo, lo fuerte del nivel legal es la apertura y su capacidad de difusión de la ley.

4- El criterio axiológico. Este criterio se basa en los valores internamente percibido y apreciados como tales, este criterio coincide con lo que se llama “actuar por propio convencimiento”. Con este criterio una persona puede descubrir algunos valores y los aprecia como tales, en función de esos valores puede juzgar su situación y orientar su conducta, aún cuando tenga que ir en contra de las leyes, la presión social y sus costumbres o instintos. Una propiedad notable de este criterio es la capacidad de eliminar aquellos conflictos que puedan surgir en los niveles previos y actuar con serenidad y responsabilidad, pues su conciencia ya no está dividida, sino que elige y actúa conforme a lo que el percibe como valioso. Por este motivo, su conducta adquiere un valor ético.

5- El criterio basado en el yo profundo. Este criterio se caracteriza por que el sujeto se guía en sus decisiones a partir de la percepción axiológica que se obtiene durante la captación de su yo profundo. El yo profundo es el núcleo del ser humano, es la persona, el plano del ser, difiere a lo del plano del tener, que son las cualidades de la personalidad entre las cuales se encuentran el estatus, los conocimientos, el inconsciente, el grado de inteligencia y belleza, etc. El yo profundo es lo que verdaderamente distingue a cada individuo, ya que no reside en lo que se cree ser y valer. La importancia del yo profundo destaca por varias razones:

* Cuando una persona enfoca su yo profundo con los otros niveles de criterios, el horizonte axiológico o repertorio de valores se amplía, por lo tanto, el individuo puede actuar en función de otros valores más profundos, elevados y comunitarios.

* La captación del yo profundo crea un mayor sentido de responsabilidad al tener una conciencia más clara de su yo como sujeto y autor de su conducta.

* También, esta captación permite el descubrimiento de los valores propiamente humanos, comunitarios y con validez universal.
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