Juventud es primavera, flores, sueños...

El próximo miércoles festejaremos dos fechas muy gratas: Día de la Juventud y el inicio de la Primavera. Ambas tienen coincidencias significativas. Mientras la Primavera nos regala flores, perfumes, lapachos florecidos, plantas reverdecidas, la Juventud nos recuerda la libertad, el dinamismo, los sueños de vida, la plenitud del disfrute. Y una y otra nos llenan de energía y savia nueva...¡VIVA LA JUVENTUD! ¡SALUD, Primavera!

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LA JUVENTUD... energía, libertad, dinamismo, sueños

Dos celebraciones coinciden en la fecha 21 de septiembre: inicio de la Primavera y Día de la Juventud; con estas dos recordaciones cambia el clima del convivir cotidiano.

La primavera desborda con incontables flores, lapachos florecidos, plantas reverdecidas, etc., adornando los diferentes espacios en que nos desenvolvemos. Con los colores de las plantas, con su original belleza, cambia el aburrido gris de las calles, alegra a los trabajadores, favorece la distensión y otorga definitivamente un aire diferente.

Hablar de la juventud implica encontrarse en un entorno que promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de cada uno y del mundo y que al mismo tiempo amenaza con destruir todo aquello que se tiene, se sabe y se es. Se idealiza la juventud por su significado de belleza, vigor y fortaleza. Ser joven es “ser energía, libertad, dinamismo, estar lleno de sueños de vida, vivir plenamente, vivir al máximo, es ver la vida con otra perspectiva, es encontrar otros caminos, sentir cosas nuevas, querer, ser y conocer, vivir intensamente día a día, es tener la mente abierta a los cambios, es entrar al mundo, es disfrutar, experimentar...”.

LA EDAD ES UN CRITERIO INSUFICIENTE

La juventud implica protagonismo, energía y vitalidad; por eso, más que una edad, es una predisposición anímica.

Nos acostumbramos a clasificar como jóvenes a todas las personas que tienen entre 15 y 24 años. Desde luego que esta definición no está mal; fue acuñada por la ONU en 1983 y aceptada universalmente. Pero esta clasificación omite las condiciones del contexto espacio temporal en el que se desarrollan los y las jóvenes, y emplea como único criterio la edad, aún cuando esta es sólo una cuestión biológica. Lo que interesa son las ganas de llevar a cabo determinadas ideas. Esta es la clave de la “Juventud”.

Ahora bien, hay que tener cuidado con esta concepción, porque si se utiliza a modo de justificación de conductas contrarias a la convivencia social, se desvía de la intención de esta definición. Es cierto que durante la juventud todos cometemos actos de libertinaje, pero debemos procurar no fastidiar la convivencia, en absoluto.

En nuestros días, muchos jóvenes tienen la sensación de que todo vale, de que la vida no tiene límites, que la libertad y el libertinaje son sinónimos y que todo hay que consentirlo, porque lo contrario atenta contra los derechos, etc. Aunque estas palabras suenan bien, empleadas de modo exagerado conducen a una vida antisocial.

Gregorio Marañón decía hacia 1930 que: “El hombre, como individuo o como especie, padece una crisis del deber y una hipertrofia del derecho”. Esta reflexión no es para aplicarse exclusivamente a los jóvenes, pero viene al caso para concienciarnos en el fomento de una convivencia juvenil más humana.

EL PROTAGONISMO JUVENIL

El compromiso protagónico de los jóvenes se forja en los movimientos sociales, lo cual requiere una organización para salir adelante y ubicarse en un contexto más amplio.

Protagonismo es participar activamente en la transformación de la sociedad. Es utilizar el espíritu vital, propio de los jóvenes, en beneficio del bien común.

Es necesario un protagonismo juvenil que promueva y cambie la crisis de la cultura adulta; hacen falta proyectos y actuaciones de los jóvenes para reconstruir las relaciones democráticas, respetuosas, tolerantes y de aceptación de las identidades del entorno.

LOS MOVIMIENTOS JUVENILES

Los movimientos juveniles brindan a los jóvenes la oportunidad de poner en práctica sus sentimientos y sus ideales; de causar un impacto en el mundo que les rodea, de ayudar a los demás y crear relaciones con otros jóvenes.

La posibilidad de una sociedad mejor, justa y fraterna, depende en gran parte (por no decir exclusivamente) de los jóvenes. Desde esa perspectiva, algunos de los indicadores del espíritu juvenil son:

La posibilidad de construir sueños y utopías.

La capacidad para cuestionar modelos establecidos que no funcionan.

La posibilidad de proponer nuevas ideas, distintas y más convincentes.

La alegría, el optimismo y la vitalidad en lo que emprenden.

La mente abierta y tolerante para respetar lo diferente y hasta ambiguo quizás.

ACTIVIDADES

1. Lee la poesía de Antonio Machado:

La Primavera besaba

La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.

Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.

Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recordé-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.

Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida
quién te volviera a soñar!

Antonio Machado

2. Establece la relación entre Juventud y Primavera.

3. Si la edad no es un criterio suficiente para determinar la juventud, ¿cuál es la clave de la “Juventud”?

4. Si la juventud es sinónimo de vitalidad y energía, ¿está permitido fastidiar la convivencia con los demás?

5. ¿En qué consiste el protagonismo juvenil?

6. La posibilidad de una sociedad mejor depende de los jóvenes. ¿Por qué?
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