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Existen cuatro grandes familias cuyos principales representantes son: el laúd, la cítara, la lira y el arpa. De introducción más moderna es el grupo del violín.
Existen diferentes formas de tocar los instrumentos de cuerda: haciendo sonar una o varias cuerdas al mismo tiempo, con la mano directamente o con un elemento adicional.
Otros ejemplos son: el charango, la mandolina, el tiple, el kioto, el guitarrón.
Instrumento de la familia del violín, de sonoridad grave.
Instrumento de cuerda frotada dotado de una pequeña caja de resonancia que incorpora un mástil rematado en una voluta en la cual se halla el clavijero. Apareció en el siglo XVI; se popularizó por su agilidad hasta el extremo que desplazó a las antiguas violas. Es el puntal de la orquesta tradicional y uno de los instrumentos que cuenta con un repertorio amplio y variado.
Surgió en la segunda mitad del siglo XVI. Durante mucho tiempo tuvo como función principal acompañar en el bajo continuo, pero más tarde se escribieron partes melódicas para este instrumento. Integró en las cuatro voces del cuarteto de cuerda como instrumento más grave.
El mayor de los instrumentos de la familia de cuerda y arco. Suele ocuparse del bajo de las composiciones musicales y sólo muy ocasionalmente participa en la parte melódica.
De origen árabe, sumamente popular en toda Europa, especialmente en España. Consta de un cuerpo o caja de resonancia con un rosetón central hueco. Su origen es incierto. Parece derivar de la cítara.
La guitarra eléctrica plana y provista de cuerdas metálicas pulsadas con púas y con sonido amplificado, se convirtió en un auténtico símbolo de los estilos musicales de la segunda mitad del siglo XX, tales como el rock and roll, el pop, etc.
Su origen se remonta a los inicios de la civilización. El arpa moderna se debe al francés Sebastian Eard, quien en 1811 creó el modelo que aún sigue en vigencia.