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También lo son muchísimos prósperos comerciantes y vendedores de todo tipo, ante la total ausencia de control municipal para defender los derechos de los ciudadanos. Las ordenanzas establecen que las veredas son de "uso exclusivo" de los peatones.La semana pasada la Municipalidad de Asunción, a través de la Unidad de Fiscalización y Monitoreo, desmontó las estructuras metálicas de algunos comercios de Villa Aurelia que habían techado las aceras, como una extensión de sus locales. Todos estos se dedican a la venta de comida.
Sin embargo, las esporádicas medidas de la Comuna resultan insuficientes frente a la gran cantidad de comercios en la capital que utilizan la vereda como propia, impidiendo el libre paso peatonal.
Una situación que desde hace años viene siendo denunciada es la ocupación de las aceras de Eusebio Ayala por locales de venta de muebles y electrodomésticos.
Pese a las reiteradas notas que ha recibido la Municipalidad de Asunción solicitando el despeje de las veredas, y la serie de minutas que fueron presentadas en la Junta Municipal, el pedido nunca prosperó.
Así también, en el barrio Sajonia, por ejemplo, la mayoría de las lomiterías tienen mesas y sillas fijas a la acera, durante todo el día.
Solo en la calle De la Conquista, y en la misma cuadra, unos tres locales de este rubro adoptaron la vereda como propias e incluso las techaron para que no quede duda.
Violación de una ordenanza
La ordenanza 50/94, que reglamenta la construcción y uso de aceras, y establece su propiedad pública, es una de las más ignoradas tanto por ciudadanos como por la propia Municipalidad, que debería controlar su cumplimiento.
En su artículo uno la Ordenanza 50/94, "Que regula la construcción y utilización de las aceras", establece que el espacio está reservado al tránsito de los peatones y al "uso y goce de todos los habitantes". El artículo cuatro dice que las veredas deberán posibilitar, en todos los casos, "la continuidad del tránsito, facilitando un ancho uniforme y constante al recorrido de los transeúntes". Artículo siete, sobre los espacios destinados al sembrado de césped, árboles o vegetación, podrán ser construidos siempre que se garantice la transitabilidad de los peatones.
La situación revela un ineficiente control municipal y lleva a pensar incluso que los propietarios de algunos comercios sobornan a funcionarios municipales para mantenerse en ese estado de irregularidad.
Sin embargo, las esporádicas medidas de la Comuna resultan insuficientes frente a la gran cantidad de comercios en la capital que utilizan la vereda como propia, impidiendo el libre paso peatonal.
Una situación que desde hace años viene siendo denunciada es la ocupación de las aceras de Eusebio Ayala por locales de venta de muebles y electrodomésticos.
Pese a las reiteradas notas que ha recibido la Municipalidad de Asunción solicitando el despeje de las veredas, y la serie de minutas que fueron presentadas en la Junta Municipal, el pedido nunca prosperó.
Así también, en el barrio Sajonia, por ejemplo, la mayoría de las lomiterías tienen mesas y sillas fijas a la acera, durante todo el día.
Solo en la calle De la Conquista, y en la misma cuadra, unos tres locales de este rubro adoptaron la vereda como propias e incluso las techaron para que no quede duda.
Violación de una ordenanza
La ordenanza 50/94, que reglamenta la construcción y uso de aceras, y establece su propiedad pública, es una de las más ignoradas tanto por ciudadanos como por la propia Municipalidad, que debería controlar su cumplimiento.
En su artículo uno la Ordenanza 50/94, "Que regula la construcción y utilización de las aceras", establece que el espacio está reservado al tránsito de los peatones y al "uso y goce de todos los habitantes". El artículo cuatro dice que las veredas deberán posibilitar, en todos los casos, "la continuidad del tránsito, facilitando un ancho uniforme y constante al recorrido de los transeúntes". Artículo siete, sobre los espacios destinados al sembrado de césped, árboles o vegetación, podrán ser construidos siempre que se garantice la transitabilidad de los peatones.
La situación revela un ineficiente control municipal y lleva a pensar incluso que los propietarios de algunos comercios sobornan a funcionarios municipales para mantenerse en ese estado de irregularidad.