La migración y el impacto de la crisis económica en las mujeres fue tema de debate en el marco del panel "Cuando el amor es una trampa
Trabajo, explotación y derechos", uno de los espacios centrales del IV Encuentro Feminista, desarrollado el pasado fin de semana en San Bernardino.
La situación de la población migrante, y en especial de las mujeres, formó parte de las reflexiones de las panelistas, quienes resaltaron que el trabajo doméstico es uno de los empleos más ejercidos por las paraguayas en el exterior y que un desafío para el Estado paraguayo es el contar con datos desagregados por sexo de las remesas que se envían desde Argentina, Estados Unidos o España.
"En general, se sabe que las mujeres envían dos o tres veces más dinero al mes de lo que ganarían en Paraguay", indicó la economista Verónica Serafini.
Según estudios realizados en anteriores períodos de crisis, las mujeres se ven más afectadas, por ejemplo, en las medidas de ahorro. "Una de las decisiones que se toman en épocas difíciles es la de reducir el trabajo doméstico, o las horas de trabajo", apuntó Serafini.
Discriminación en distintos órdenes
Julia Franco, de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Conamuri), manifestó que "el amor sí es una trampa, de acuerdo con el modelo dominante de poder, y el poder es la base de la discriminación".
Por su parte, Laurentina Santacruz, denunció la discriminación que sufren muchas mujeres en el Chaco, a las que sus patrones ni siquiera las consideran posibles receptoras de un sueldo, "ya que dicen que no tenemos conocimiento y que no podemos manejar dinero".
Al referirse a la situación que afecta a las trabajadoras del servicio doméstico, Solana Meza subrayó que las trabajadoras domésticas sufren discriminación tanto económica como social. "Si nosotras cobramos, por ejemplo, 400.000 guaraníes y nos piden que le compremos un juego didáctico a nuestro hijo que cuesta 30.000, esto se vuelve un problema de acceso", expuso.
La situación de la población migrante, y en especial de las mujeres, formó parte de las reflexiones de las panelistas, quienes resaltaron que el trabajo doméstico es uno de los empleos más ejercidos por las paraguayas en el exterior y que un desafío para el Estado paraguayo es el contar con datos desagregados por sexo de las remesas que se envían desde Argentina, Estados Unidos o España.
"En general, se sabe que las mujeres envían dos o tres veces más dinero al mes de lo que ganarían en Paraguay", indicó la economista Verónica Serafini.
Según estudios realizados en anteriores períodos de crisis, las mujeres se ven más afectadas, por ejemplo, en las medidas de ahorro. "Una de las decisiones que se toman en épocas difíciles es la de reducir el trabajo doméstico, o las horas de trabajo", apuntó Serafini.
Discriminación en distintos órdenes
Julia Franco, de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Conamuri), manifestó que "el amor sí es una trampa, de acuerdo con el modelo dominante de poder, y el poder es la base de la discriminación".
Por su parte, Laurentina Santacruz, denunció la discriminación que sufren muchas mujeres en el Chaco, a las que sus patrones ni siquiera las consideran posibles receptoras de un sueldo, "ya que dicen que no tenemos conocimiento y que no podemos manejar dinero".
Al referirse a la situación que afecta a las trabajadoras del servicio doméstico, Solana Meza subrayó que las trabajadoras domésticas sufren discriminación tanto económica como social. "Si nosotras cobramos, por ejemplo, 400.000 guaraníes y nos piden que le compremos un juego didáctico a nuestro hijo que cuesta 30.000, esto se vuelve un problema de acceso", expuso.