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Lic. Raquel María Kamm Ramírez
Sabemos que una de las mejores maneras de educar es siendo ejemplo de lo que queremos lograr; mas, hay que admitir que esto no es fácil, y menos en la actualidad. Es importante que tanto en la casa como en la institución escolar, los mayores den un buen ejemplo, siendo esta una de las mejores enseñanzas y la que mejor retienen las personas desde pequeñas.
El tópico de que los/as niños/as son como esponjas, es bastante acertado. Pero además suelen tener una particularidad: siempre retienen mejor los malos ejemplos (las palabrotas, los gestos incorrectos, las mentiras "piadosas" etc.). Por eso es muy importante la forma de actuar de las personas que le rodean.
Mucho podríamos predicar, hablar; pero, a la hora de decidir, el adolescente mira los ejemplos que ha recibido en todos los ámbitos de su vida, en su casa, en el colegio, de sus amigos, en el barrio.
Esto sirve para todo: a la hora de elegir si se probará o no alguna droga, de copiar en el examen; a la hora de ceder su asiento a alguien en el colectivo, de elegir una carrera, de sacrificarse o no por conseguir lo que desea en la vida, de resolver los problemas, de ayudar a los demás, de ser solidarios, etc.
Hay que tener en cuenta que todo el bombardeo publicitario y lo que la sociedad muestra como bueno nos hacen frente de una forma desleal y, en ocasiones, ofrecen resultados más atrayentes y prontos, y es aquí donde todo lo que la persona ha visto y vivido durante su vida pesa y puede hacer la diferencia en la elección lo que realmente hace bien y lo que no; nada cae en saco roto, siempre y cuando sea hecho con amor y respeto.
Sabemos que una de las mejores maneras de educar es siendo ejemplo de lo que queremos lograr; mas, hay que admitir que esto no es fácil, y menos en la actualidad. Es importante que tanto en la casa como en la institución escolar, los mayores den un buen ejemplo, siendo esta una de las mejores enseñanzas y la que mejor retienen las personas desde pequeñas.
El tópico de que los/as niños/as son como esponjas, es bastante acertado. Pero además suelen tener una particularidad: siempre retienen mejor los malos ejemplos (las palabrotas, los gestos incorrectos, las mentiras "piadosas" etc.). Por eso es muy importante la forma de actuar de las personas que le rodean.
Mucho podríamos predicar, hablar; pero, a la hora de decidir, el adolescente mira los ejemplos que ha recibido en todos los ámbitos de su vida, en su casa, en el colegio, de sus amigos, en el barrio.
Esto sirve para todo: a la hora de elegir si se probará o no alguna droga, de copiar en el examen; a la hora de ceder su asiento a alguien en el colectivo, de elegir una carrera, de sacrificarse o no por conseguir lo que desea en la vida, de resolver los problemas, de ayudar a los demás, de ser solidarios, etc.
Hay que tener en cuenta que todo el bombardeo publicitario y lo que la sociedad muestra como bueno nos hacen frente de una forma desleal y, en ocasiones, ofrecen resultados más atrayentes y prontos, y es aquí donde todo lo que la persona ha visto y vivido durante su vida pesa y puede hacer la diferencia en la elección lo que realmente hace bien y lo que no; nada cae en saco roto, siempre y cuando sea hecho con amor y respeto.