Factores personales: ¿Cómo afectan la conducta del consumidor? (2ª parte)

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"Cogito, ergo sum" es una de las más famosas frases del filósofo francés René Descartes.  Esto significa "Pienso, por lo tanto existo" o "pienso, luego soy".  Si equiparamos este pensamiento con el tema que estamos tratando, podríamos aseverar que también "somos, luego consumimos".  Es decir, una parte muy importante de cómo somos como personas afecta nuestra conducta como consumidores.  En la anterior entrega, hemos revisado juntos cómo los factores personales referentes a la edad, etapa en el ciclo de vida, ocupación y circunstancias económicas nos afectan.  Ahora, revisaremos los dos últimos factores que se centran en la persona misma del comprador.

Estilo de vida:  es el modo o forma de comportarse de la persona a través de su vida, expresado por medio de actividades que emprende, intereses que manifiesta y opiniones que tiene con referencia a situaciones o hechos.  Es la relación que mantiene la persona con el entorno que le rodea.  El estilo de vida que deseamos mantener nos lleva a adquirir determinadas categorías de productos.

Los mercadólogos han diseñado distintas herramientas para tratar de medir el estilo de vida de los consumidores de una forma más lógica y objetiva.  Sin embargo, esto es difícil, ya que el ser humano, así como su entorno, están en constante evolución.  Por lo tanto, calificaciones que podamos hacer pueden variar de una época a otra, de un país a otro, de una generación a otra.  Hace poco, por ejemplo, surgieron los hombres "metrosexuales" que son aquellos varones que ponen mucho énfasis en su cuidado físico, su apariencia y estar siempre a la moda.  Esto generó toda una gama de productos relacionados con cosméticos, tratamientos, vestuario y accesorios dirigidos a este mercado.

Por último, se debe tener en cuenta que se puede analizar cuál sería el estilo de vida del comprador, pero muchas veces, un producto que es comprado por una persona puede ser utilizado de distintas formas por los múltiples usuarios del mismo.  Este es el ejemplo de una computadora que puede ser adquirida por el padre o la madre de una familia, y a la que cada miembro, de acuerdo a su estilo de vida, edad, intereses, le va a dar un uso diferente.

Personalidad y concepto de uno mismo:  Podemos ver como concepto que la personalidad es el conjunto de características psicológicas que distinguen a unas personas de otras y que las hacen reaccionar de forma distinta a los estímulos que pueden recibir del exterior.  
Según Phillip Kotler, la personalidad del individuo, en cuanto al marketing, puede medirse a través de los siguientes aspectos:

* Confianza en sí mismo.
* Autoridad.
* Deferencia o muestra de respeto o adhesión hacia el proceder ajeno.
* Sociabilidad o la forma en que se relaciona con los demás.
* Habilidad para defenderse.
* Adaptabilidad o flexibilidad ante entornos cambiantes.

Además, existe el autoconcepto, que es la forma en que nosotros nos vemos a nosotros mismos y que deriva en cierto nivel de autoestima.  La autoestima es el aprecio o desprecio que tenemos hacia la imagen que vemos de nosotros mismos.  De acuerdo a las personalidades predominantes en determinantes segmentos o nichos de mercado, los mercadólogos pueden crear la imagen de un producto.  Por ejemplo, el camping o el ir a acampar en un entorno natural atrae a cierto tipo de personas: confiadas, arriesgadas, con poco temor a la naturaleza, habilidad para enfrentar los cambios que esta pueda ofrecerle, amantes de convivir con un entorno natural y con otras personas, entre otras cosas.  Las empresas que crean y comercializan los productos relacionados con esta porción de mercado tienen en cuenta estos aspectos en el momento de tomar sus decisiones de marketing.
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