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Si el suelo al que podemos acceder no tiene estas cualidades, siempre podemos hacer las respectivas enmiendas para cada caso y con muy buenos abonos orgánicos, de preferencia el humus de lombrices o si no el compost.
Muy importante es la cantidad y calidad del agua para el riego de nuestros cultivos. Es importante que dispongamos de agua limpia en el momento oportuno. Conociendo la calidad y realizando el análisis físico químico correspondiente, evitaremos futuros problemas de salinización de los suelos y, en consecuencia, la pérdida total del cultivo y del suelo del invernadero a corto plazo.
El cultivo de hortalizas en invernaderos o en lugares protegidos tiene la ventaja de poder cultivar sin tener en cuenta el clima. Este lo podemos manejar, de acuerdo a nuestras necesidades. Además, en ambientes controlados, se puede vigilar también la proliferación de insectos dañinos así como la invasión de hongos y seres patógenos.
No debemos temer de las fuertes lluvias, granizadas o vientos. Sí tendremos que darle agua a nuestras plantas, en el momento oportuno y en la cantidad justa. Habrá, por lo tanto, ahorro de agua. De preferencia se hará el riego por goteo o con manguera directamente a las raíces.