Ética y calidad de vida

La expresión calidad de vida se remonta más o menos hacia la década de los cincuenta. Sin embargo, su uso se ha extendido de un modo tan notable, que hasta se ha convertido en slogan político-social.

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Por la sobrecarga emocional que comporta, es difícil precisar el contenido exacto de este concepto. Sirve, como concepto-medida, para describir las condiciones de vida de una determinada sociedad; vale para la discusión de los problemas sociales del crecimiento demográfico, del desarrollo económico, o de la protección del medio ambiente; aglutina el malestar de amplios sectores de la población ante una civilización que no colma las aspiraciones del hombre. Estas y otras connotaciones significativas se adhieren a la expresión calidad de vida.

Tratando de superar estas ambigüedades, y buscando el contenido preciso del concepto, podemos hacer las siguientes precisiones. Calidad de vida no es lo mismo que “nivel de vida”; este último concepto designa el grado de bienestar económico-social sometido a medición cuantitativa.

La calidad de vida se mueve en el ámbito de dos referencias: vida y calidad. Vida designa aquí toda la realidad que tiene, o debe tener, algún significado para el hombre (desde las necesidades primarias hasta los deseos más humanos). El término calidad orienta los significados de la vida hacia el ser humano, se da en cada hombre y de todos los hombres.

Integrando las dos referencias podemos decir que calidad de vida designa la autorrealización desarrollada y plena del hombre, el encuentro de su propia identidad. Así, el concepto defiende la plenitud de las posibilidades de realización de la existencia humana, que partiendo de la seguridad de una constante satisfacción de las necesidades vitales materiales fundamentales (como alimentación, vestido, vivienda, entre otros), se desarrolla en la libre actividad de sí mismo como individuo, en el juego, en el arte, el intercambio comunicativo, la entrega social, religiosa, y el esfuerzo solidario de los particulares por la configuración del mundo de la vida humana como causa común ordenada.

¿Qué dice nuestra constitución?
"La calidad de vida será promovida por el Estado mediante planes y políticas que reconozcan factores condicionantes, tales como la extrema pobreza y los impedimentos de la discapacidad o de la edad.

El Estado también fomentará la investigación sobre los factores de población y sus vínculos con el desarrollo económico y social, con la preservación del medio ambiente y con la calidad de vida de los habitantes"
. (artículo 6)

Economía y calidad de vida
La economía tiene como origen y meta al hombre y a la mujer. Por otra parte, la actividad económica se define por la lucha contra la escasez en orden a la satisfacción de las necesidades de las personas. Una economía justa tiene que ser economía de necesidades. Pero no toda economía de necesidades es justa.

Solamente la necesidad humana es criterio ético para la justicia en la economía. La moral económica tiene aquí un criterio importante para formular el modo de ser en el mundo de la actividad económica.

La satisfacción de las necesidades humanas es el fin supremo de la economía, pero para que la necesidad sea el criterio de una economía justa, se precisa “humanizar” el concepto mismo de necesidad. Es decir, precisamos una ética de las necesidades, que ha de traducirse en una jerarquía de las mismas: necesidades materiales y espirituales; necesidades individuales y sociales. La ética tiene que estar atenta para descubrir y acusar los falseamientos a que es sometida la necesidad de las personas, en vista a consolidar el concepto de calidad de vida.
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