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ENCARNACION (De nuestra redacción regional). La planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad es una de las más modernas entre los países de la región y la única en su tipo en el país, explicó el director del área de medio ambiente de la EBY, Arq. Alfredo Griciuk. Técnicamente es comparable con sistemas que actualmente existen en ciudades como San Pablo (Brasil) o Buenos Aires (Argentina), alegó.
El complejo incorpora lo más avanzado en tecnología en la materia y permite una recuperación del 90 por ciento de la calidad del agua que es vertida al exterior, explicó el ingeniero sanitarista Salvador Quenhan, uno de los responsables técnicos de la construcción de la planta.
La planta, instalada en un predio de 38 hectáreas, dispone de un laboratorio y un depósito que alberga a las bombas inyectoras de aire. También un generador de electricidad para emergencias por corte de suministro, área administrativa y un sector donde en el futuro se podrían construir nuevas piletas de aireación, que permitan ampliar la capacidad de la planta. El costo demandó una inversión de unos 22 millones de dólares (incluyendo las plantas bombeadoras) y su ejecución duró unos tres años.
Sin mal olor
Un indicador de que la planta de tratamiento está funcionando adecuadamente es la total ausencia de malos olores en el sitio. Eso pudo ser comprobado durante un recorrido efectuado en todo el complejo por periodistas de este diario.
El sistema cuenta con una serie de estaciones de bombeo, están en servicio 32 estaciones en la zona sur del distrito de Encarnación y en el barrio Arroyo Porã, del distrito de Cambyretá.
Filtros
El efluente pasa por un primer filtro, que se denomina cámara de rejas, que es un sistema que permite extraer del líquido todos los elementos sólidos que caen al sistema de alcantarillado, y que no son objeto del tratamiento sanitario, como plásticos, bolsas, basura en general. Esta basura es extraída por un sistema de rejas que se mueve en forma automática y depositada afuera, donde es secada y dispuesta como basura común.
Uno de los problemas que enfrenta nuestro sistema es que la gente conecta el desagüe pluvial a la red sanitaria. Eso afecta a todo el sistema, pues altera el volumen de material que debe llegar e incorporan desperdicios que no deben venir del sistema sanitario propiamente. Esta es una cuestión de conciencia ciudadana, no está permitido. Existen regulaciones pero no se cumplen. El hecho de que estas anomalías acontecen dentro del ámbito privado dificulta su control por parte del ente que debe regular en la materia, que es la ESSAP, explicó el Arq. Griciuk.
De acuerdo a los parámetros establecidos, el 80 por ciento de los efluentes domiciliarios corresponde a aguas servidas, y el resto es desperdicio sólido (materia fecal). Sin embargo, la práctica de conectar los desagües pluviales, en muchos casos incluso el desagote de las piscinas en las viviendas, altera estos parámetros. Por eso ocurre también que en días de lluvia revientan las tapas de desagües cloacales, generando problemas.
Laguna primaria
Una vez que pase por el sistema de rejas, los efluentes pasan a una cámara donde un sistema de rastrillos extrae todo el resto de material sólido (arena, principalmente) y luego son depositados en dos grandes piletas -laguna primaria- donde un sistema de compresores inyecta burbujas de aire que aceleran el proceso de oxidación de la materia orgánica. Se produce la descomposición de la materia orgánica mediante un proceso denominado aeróbico, por la presencia de oxígeno.
En esta fase las bacterias juegan un importante papel al consumir y eliminar los elementos orgánicos presentes en el agua residual.